Día 8: Recuperar el recuerdo.

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Nada era normal en lo que estaba ocurriendo, eso podía decirlo con solo ver como su padre, a pesar de haber perdido, aun luchaba para recuperar al dios de cabellera carmesí. Osiris era un buen pensador táctico, un estratega que sabía cómo moverse por un tablero sin perder en ningún momento ¿pero ahora? Ahora se había mostrado ciego ante cada paso que habían dado, lo que les dio ventaja a Seth, a Horus y a él.

Oh sí, porque él se había unido en contra de su progenitor una vez pudo notar la locura que guardaba en su interior.

Como gobernante del Duat, debía ver por las almas, por el equilibrio, por la paz...y, sin embargo, toda su atención solo estaba en el dios de rojo, aquel que su madre llamaba su verdadero padre.

(¿Su progenitora le mentía en la cara? ¿U otros lo estaban haciendo? ¿Cómo podía ser hijo de ese semidiós? Su padre era Osiris... ¿Verdad?)

Eso lo dejaba verdaderamente confundido porque ¿cómo podía ser su padre cuando todo en él gritaba que Osiris era el ser que lo había engendrado? incluso esa misma deidad de ojos rubí se hacía llamar por ese título, asegurándole que él era verdaderamente su padre y que cumpliría la promesa que le había hecho hace tiempo atrás.

(¿Qué promesa? ¿Qué había dicho? ¿Por qué el solo pensamiento de ello le ocasionaba un dolor horrible en el pecho? Algo no se sentía bien cuando meditaba en ello)

La duda ante lo que sus instintos y pensamientos decían versus lo que otros afirmaban lo dejaban en un limbo, uno en el cual no sabía para donde moverse. Porque podía recordar lo que era antes de ser un dios, podía recordar una mano cálida que acariciaba su cabello, una sonrisa suave dirigida solo a su persona, una expresión serena y ligeramente divertida...pero no podía ver el rostro completo de la persona a la que pertenecía tales rasgos.

(Había rojo, mucho rojo...no, había verde, el color de la vida. No, no...era rojo, solo rojo.)

¿Era acaso un recuerdo fragmentado de su madre, la dulce diosa de la paz? ¿o un gesto de orgullo de su padre, el dios de la vida y, posteriormente, de los muertos? ¿Tal vez de alguien más, como la esposa oficial de Osiris, la gran diosa Isis? Era consciente de que había un velo en sus pensamientos que le impedía pensar con claridad, uno que el rey del Duat había colocado a propósito en su mente, aun cuando no supiera exactamente para o por qué.

(Era una trampa ¡todo fue una trampa! ¡él solo quería de vuelta a su familia! ¡Sin embargo su tío lo tomó todo y lo destruyó...! ¡Fue su tío Osiris!... ¿No sería tío Seth?)

¿Qué tenía que ocultarle a él? ¿Qué era tan riesgoso que sus propias memorias debieron ser selladas en algún lugar recóndito dentro de su cabeza? ¿Era peligroso ese conocimiento? Durante toda su existencia su padre no dejaba de repetir que lo hacía por un bien, que él tenía un deber que cumplir, que no debía pensar demasiado las cosas. Y él estaba contento con eso, sin cuestionar, sin hablar...

O al menos lo estuvo hasta que ese hombre – o dios, o demonio – lloró por él, llamándole, rogándole de una forma tan dolorosa. Cualquier idea de solo permanecer como un sirviente más de la deidad que le dio la vida se desvaneció cuanto más tiempo pasó al lado de aquel ser de rojo.

Pero ¿quién era para él? ¿qué era de su persona? Era claro que amantes no eran ¿entonces?

(Papá. Él es papá...No, Osiris es padre, Osiris es su padre. Pero los cabellos en sus manos no eran negros, sino rojos. La mirada dulce era carmesí, no oscura. La sonrisa frente suyo era traviesa y afilada, no suave y falsa.)

Se lleva una mano a la frente porque su cabeza duele.

Entre más intenta indagar en esas preguntas sin respuesta, más dolor recorre su ser; aun así, no puede dejar de bucear en esas cuestiones, intentando dar con alguna explicación que llenara ese sentimiento de que algo faltaba. De que algo se escondía.

Necesitaba saber, necesitaba...

Duele.

Todo duele.

Duele demasiado.

Alguien grita su nombre, alguien lo toma en brazos. A pesar de querer separarse porque hasta el más mínimo toque lo lástima, no puede hacer esa acción; tampoco puede pensar, porque todo duele, duele, duele.

¡Duele!

Suelta un grito desgarrador mientras la oscuridad lo consume.

El dolor es insoportable, todo es insoportable y aun así...

Alguien cálido lo toma en sus brazos, alzándolo en lo alto para luego atraparlo con seguridad. Esa persona sonríe abiertamente, y él ríe, ríe profundamente con una voz demasiado aguda.

Una persona lo sostiene cuando siente una tristeza infinita. Alguien consuela sus lágrimas, asegurándole que todo estará bien eventualmente.

Manos aprietan sus mejillas, una boca las besa con ferocidad mientras lo felicita por haber dado cinco veces seguidas al blanco.

Alguien llora a la par que lo sostiene, llamando su nombre con ruego.

Alguien...

Es...

Esa persona...

—¿Papá? — Pregunta vacilante cuando esa sensación de arder en el fuego, de sentir sus huesos quebrarse en miles de pedazos se va. Parpadea confundido, sintiéndose...extraño. —Papá...te recuerdo. —hay lágrimas en sus ojos porque finalmente esa niebla se ha ido de su cabeza, permitiéndole recordar.

Recordar a su padre.

A Seth.

¡Su padre! ¡Su verdadero padre!

—¡Recuerdo! ¡Te Recuer...! —No puede terminar la frase porque su papá se lanza a sus brazos, llorando, repitiendo su nombre una y otra vez.

Él también llora, abrazándole de vuelta.

Finalmente...

Finalmente recuerda.  

si es un poco confuso qwq recordemos que estamos entrando en la mente de Anubis

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