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Día 19: Reflejo del pasado

"reflejo del pasado: generalmente es algo que evoca o recuerda eventos, situaciones o sentimientos pasados"
⚠️Relacionado con el Fic "Culpa" a grandes resúmenes "Qebehut es la hija de Osiris y Anubis (no consensuado) por eso Seth tiene problemas para conectar con ella"
⚠️No se menciona el abuso.

Todo empezó en una de sus reuniones con Anubis. Esas reuniones que habían empezado una vez él logró encontrarlo –aun cuando fue de forma totalmente accidental– y una vez que finalmente pudieron hablar sobre las penas y dolores que ambos cargaban dentro suyo. Penas y dolores que aun seguían con ellos por mucho que el tiempo pasase, pero que cada día se iban volviendo menos y menos asfixiantes.

Esa fue una charla emotiva, una en donde había oído todo lo que Anubis tenía para decir sobre él, una en donde se supo aun amado como padre y una donde habían logrado hallar un acuerdo de visitas, para que su niño no se sintiera aún más traumatizado de lo que por si se encontraba, ni presionado ni ansioso ni estresado.

Fue perfecto y sin la intervención de Khnum (ese maldito carnero mojado) Horus (su pobre pichón que aun hacía pucheros cada que se iba), Neftis (su pobre ex esposa. Por alguna razón, Anubis aun no se sentía listo para hablar con ella) o la pequeña Qebehut (a quien aun le dolía ver).

No, ellos no existían cuando su hijo y él se reunían a hablar, a veces de cosas serias y a veces de cosas tan mundanas como un chisme que rondara la corte de los dioses.

Sin embargo, fue durante una de estas tardes de unión padre e hijo, donde Anubis había mencionado que pronto tendría que partir a un pequeño viaje hacia el Duat –dado que debía ver algunas cosas que le correspondía como dios mortuorio– y no tenía con quien dejar a su hija. Generalmente el maldito carnero era la primera opción, pero este estaba muy ocupado en sus deberes y aunque Sobek se había ofrecido voluntario, la verdad era que el dios no era el más...lógico cuando se trataba de niños. Aún puede recordar el grito que pegó cuando vio a Qebehut acariciar un cocodrilo como si fuera un maldito gato.

Lamentablemente, su pequeño –porque sí. Isis, Horus, vivan con ello. Anubis siempre sería su pequeño ¡siempre!– no tenía más amigos en los que confiar, y no podía llevarse a su hija hacia el Duat, no con el riesgo de que él la viera. Por lo tanto, estaba en un dilema.

Él odiaba que Anubis tuviera este tipo de dilemas, no merecía estas cosas. Mas, lamentablemente, no había nada que pudiera hacer para ayudar...excepto una cosa.

Quizás no podía evitar que su hijo bajara al Duat (era su deber, al fin y al cabo. Estaba conectado a ese reino y tenía que estar allí, aunque fuera unos pocos momentos al día.) pero si podía evitar que se estresara por tratar de encontrarle una niñera confiable a la pequeña enana, así que se había ofrecido – sin pensar siquiera en las posibles consecuencias de sus acciones – voluntario para cuidarla.

No iba a mentir y decir que no le dolió la forma en que Anubis dudó de aceptar su oferta. Lo entendía, por supuesto que sí, pero aun así dolió ver el miedo en esos ojos oscuros, como si él realmente pensara que podría lastimarla.

Comprendía de dónde venía, pero aun así...

Pese a eso, finalmente y sin más opción, su hijo había aceptado que él cuidara a Qebehut, lo cual fue un salto enorme.

Esta era la mayor prueba de confianza que Anubis podía darle y él no iba a decepcionarlo.

Así que pronto se encontró en el mercado egipcio, aferrado fuertemente a la mano de la pequeña mientras le mostraba los alrededores y le explicaba algunas piezas que allí se podían encontrar, desde vajillas muy útiles hasta hermosas joyas que cualquier mujer amaría tener.