Se que tocaba deja vu colectivo pero ninguna idea me vino, oh bueno si, pero no sé...así que decidi saltearlo. Pero no se preocupen, en algún momento lo veremos nwn
—¡Papá nooooo! — su hijo se quejó cuando tuvo que abandonar sus brazos, lo cual lo hizo reír abiertamente. Puede que Anubis hubiera llegado a la edad de "soy un niño grande y no necesito ayuda" pero seguía siendo un mimoso de primera, algo que le encantaba.
Adoraba consentir a su pequeño niño con todo el amor que poseía por él ¿y qué mejor que mantenerlo en sus brazos mientras lo mimaba todo el día? Después de todo, su horario de trabajo se lo permitía y, honestamente, con lo rápido que pasaba el tiempo, era mejor aprovechar el ahora para demostrarle a su bebé cuanto lo amaba. Por supuesto, cuando dicho bebé dormía, todas las muestras de amor iban directo a su amada esposa quien, lamentablemente, tenía un horario un tanto más apretado.
Aunque hoy...
—Lo siento, Bis, pero necesito ver ese nuevo paquete que me enviaron. —Él era un historiador especializado en la mitología egipcia. La mayoría del tiempo su trabajo consistía en enseñar por semestre en la universidad de la ciudad; esto no le daba sumas exorbitantes de dinero, pero le entretenía y le daba mucho espacio libre que solía usar para cuidar de su pequeña familia. Arreglar la casa, hacer la cena, limpiar el lugar...prácticamente era un amo de casa, cosa que no lo avergonzaba en lo absoluto. Sin embargo, a veces, alguien lo contactaba para evaluar la calidad, lo real y lo valioso de algún objeto antiguo.
Eso no solía ocurrir mucho, no después de la llegada de Anubis a sus vidas. No querían tener cosas tan importantes con un bebé en casa, pero eso cambió cuando pudieron mudarse a otra casa con un sótano que convirtió en un pequeño museo egipcio.
Ahora las llamadas de clientes privados eran un poco más constantes, aunque no lo suficiente como para vivir exclusivamente de ello.
—Pero papááá— la mirada de cachorrito de su único hijo le hizo dudar. ¿Y si lo dejaba para mañana? Anubis estaría en la escuela, por lo que él podría encargarse de ello sin ningún problema. Tal vez...
—Bis, cachorro, deja que tu padre vaya a trabajar. — Maat, su hermosa esposa, se acercó para tomar en brazos al niño de seis años. Respiró aliviado, su mujer siempre podía distraer a su pequeño niño de papi. —Es injusto que sea un niño de papi, yo sacrifiqué nueve meses de mi por él. — soltó una risa, viéndole alzar en alto a Anubis, volviéndolo a bajar y lanzándolo de nuevo, atrapándolo en sus brazos con cariño.
Su esposa podía quejarse todo lo que deseara, pero seguía adorando a su niño tanto o, más, que él.
—Con el permiso de ambos. — Fingió una reverencia, lo que provocó pequeñas risas tanto de su hijo como de su amada.
Feliz de haberlos hechos sonreír, se dirigió hacia el sótano, donde el paquete sin abrir lo esperaba. De hecho, ni bien bajó las escaleras, el mismo se hallaba en la mesita alta que estaba destinada a las joyas preciosas. Eso implicaba que era algo que se creía extremadamente valioso.
Colocándose los guantes, tomando las pinzas y todo lo necesario para analizar la pieza sin romperla, abrió el envoltorio, revelando así un tocado dorado en buen estado a pesar de los años que poseía.
Era una corona de oro puro – eso se notaba a primera vista – lo que le decía que debió pertenecer a alguien de un alto rango. También, curiosamente, tenía la forma del ave ibis, algo que no era muy común entre los nobles egipcios.
Curioso – y con extremo cuidado – la tomó en sus manos, examinándola más de cerca. Los detalles aún se mantenían intactos, como si el pasar de los tiempos nunca hubieran tocado la hermosa pieza; un sentimiento extraño lo invadió, uno de Déjà Vu.
¿No había visto antes tal joya?
Con el ceño fruncido – y algo dentro suyo que no podía explicar – se colocó el tocado entre sus cabellos azulados. De repente todo, no literalmente, explotó.
Ra, Nut, Geb, Osiris, Isis, Neftis, Seth, Anubis, Horus, el asesinato del faraón, años de devastación en todo Egipto, la locura de Seth, el juicio por traición, el castigo, la redención, las verdades, su esposa desvaneciéndose, él eligiendo marchar al mundo humano, varios dioses eligiendo reencarnar como tales...
Se quitó rápidamente el artefacto una vez todas las memorias llenaron por completo su cerebro.
Thot...Thot era su nombre. No solo el nombre dado por su madre mortal, sino su nombre divino.
Él era Thot, dios de la luna, de la sabiduría y los conocimientos. Su esposa era Maat, diosa de la verdad y la justicia y su hijo...
Oh dios –¿o debería decir dioses? – tenían a Anubis con ellos. ¿Su antiguo estudiante también decidió renacer como humano? Eso...sonaba lógico luego de todo lo que tuvo que pasar el pobre niño. Si él hubiera pasado algo parecido, definitivamente hubiera elegido reencarnar y olvidarse por completo de todo el infierno.
Sin embargo, el problema ahora venía a ser ¿qué hacer con toda la información que ahora poseía? ¿Buscar a los demás dioses, a los pocos que aun quedaban? La última vez que comprobó, eran más los que elegían reencarnar que los que elegían quedarse, aunque entre estos últimos, destacaban Seth y su esposo, Horus.
...
¿Debía preocuparse? Había quedado claro que Seth nunca había superado la separación con su hijo, un niño que ahora su esposa y él tenían bajo su cuidado. Si él se acercaba a ellos ¿habría alguna posibilidad de que intentara llevárselo? Se estremeció ante la mera idea.
Anubis era suyo, era su hijo, el hijo que con su esposa habían tenido luego de numerosos abortos y problemas de fertilidad. Era el bebé arcoíris por el cual habían orado noches enteras. El pequeño que habían visto crecer desde un infante que apenas descubría que tenía pies hasta el niño de seis años que era ahora, uno que apenas quería entrar en la etapa de independiente pero que siempre recordaba que podía acudir a ellos sin importar qué.
Realmente...
¿Él realmente podía arriesgar a su pequeña familia solo para buscar a otros que tuvieran las mismas memorias que él? Parecía algo tan...tonto.
¿No era mejor simplemente quedarse en su hogar y disfrutar de su familia, ignorando la locura que eran los dioses egipcios? ¿Ignorando todo el desastre que se había formado entre los cuatro hermanos? ¿Evitando el caos de Sekhmet? ¿El poder de Ra?
—¡Papá! — la vocecita de Anubis lo sacó de sus pensamientos. —¡Mamá dice que habrá pasta! ¡Dice que cocina ella! ¡Ayuda! —Dejó escapar una carcajada ante el tono lastimero de su hijo.
No podía culparlo, su esposa era muy mala cocinando, lo suficiente para quemar el agua si se le daba la oportunidad.
Viendo de nuevo aquel tocado, rápidamente lo dejó en su lugar, envolviéndolo perfectamente para no romperlo ni dañarlo.
No iba a buscar ni contactar a otros dioses ni hablar de la situación. En lo que a él respectaba, ese viejo Thot estaba muerto y este había conseguido una familia a la que amaba demasiado como para perderla solo por curiosidad.
Si había otros dioses en el mundo mortal, que se quedaran donde estaban. Él permanecería allí, con su familia. Siempre.
—¡Papá!— Subió rápidamente las escaleras ante el llamado de Anubis, abriendo la puerta para tomarlo en brazos, besando su pequeña frente.
—No te preocupes, papi va a detener a mami. —Habló juguetonamente yendo directo a la cocina para detener a su amada.
Si, definitivamente no iba a arriesgar momentos así solo por curiosidad o una falsa sensación de deber.
Esto puede ir de la mano del primer OS "¿Es la primera vez?" O, puede ir con el OS que subí hace rato de "¿Quién eres?" gracias por comentarios y votos nwn
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╰┈⫸𝐃é𝐣à 𝐕𝐮⫷┈┈╯
Fanfiction"¿Nunca has sentido...qué algo ya lo has vivido?" ⚠️Fictober 2023 ⚠️Las advertencias se añaden en cada capítulo. ⚠️Parejas variadas. ⚠️Os y/o drabbles no conectados