╰┈⫸𝐃é𝐣à 𝐕𝐮⫷┈┈╯

Día 15: Sueño y Realidad

Ya con ver la canción dice que esto lindo no va a ser...dios, hace rato quería escribir algo con esta canción.

⚠️Suicidio de personaje principal (si esto provoca algo en ti, por favor no lo leas o salta desde la parte que dice "Después de tal dolor, ya no quiero más odiar" hasta que el texto se vuelve "así")
⚠️Mención de abuso fisico a un menor (el canon pues)

Hay una espina en el fondo de mi corazón.

Anubis es perfecto, el bebé más perfecto que ha visto nunca.

Posee una piel pálida - muy parecida a la de su esposa y a la suya propia - y unos cabellos tan oscuros como los de su madre Nut. Sus ojitos, negros como una noche sin estrellas ni luna, apenas están abiertos, pero lo ven con suma atención, como si quisiera averiguar quién es él.

No puede evitar sonreír entre lágrimas mientras su dedo es tomado por ese mini puño, tan pequeño que apenas puede creer que sea real. En realidad ¿Es real lo qué está viviendo? ¿Realmente su amada Neftis le ha dado un hijo? ¿Un hijo tan perfecto, tan único? ¿En serio él está viviendo esta dicha? Teme que todo sea un sueño, que pronto tenga que despertar y ya no tenga a su familia en sus brazos.

La mera idea de perderlos es insoportable. Tal pensamiento provoca que, sin querer, apriete un poco más a su recién nacido contra su pecho, quien aprieta más su índice en respuesta. Al bajar de nuevo la cabeza, vuelve a quedar enamorado de esa mirada, de esas mejillas regordetas y de esos deditos chiquititos.

Besa la pequeña frente, empezando a caminar con su niño -¡Su hijo!- en brazos para adormecerlo. Su llegada al mundo fue dura y, tal como su madre, necesita dormir un rato antes de la segunda toma de leche -o al menos eso le ha dicho Isis- por lo que lo rebota con extrema suavidad, temiendo por esa sensación de fragilidad que su recién nacido le da. Siente que lo romperá, incluso por verlo demasiado.

-Anubis, mi Anubis. - susurra para no despertar a la diosa que actualmente duerme en la gran cama de su recámara. -Te amo tanto mi pequeño, papá te protegerá de todo y todos. -Sus palabras son sinceras, lo que dice sale desde lo profundo de su corazón.

Protegerá a Anubis de cualquier mal que exista, incluso cuando este ya haya aprendido a cuidarse solo.

Ya nunca volveré a ver tu amable expresión.

La primera vez que Anubis sonríe, es mera casualidad que hayan estado tanto su esposa como él presentes. Ambos han tenido diferentes cargas últimamente - él como dios de la guerra y protector de Egipto y Neftis como reciente madre - por lo que sus tiempos apenas han coincidido.

Pero hoy ambos se encuentran sentados uno al lado del otro, observando embobados al pequeño bebé despierto que ve todo desde los cálidos brazos de su madre. Se ve concentrado, como si ya quisiera descubrir el mundo que lo rodea.

-Será tan travieso como tú, Seth. -La voz de su esposa es mágica, lo relaja de inmediato. - Un pequeño torbellino.

-Yo no era un torbellino. -Hace un pequeño puchero - algo que solo su amada tiene derecho a ver - adorando como la hace reír. Adora la risa de Neftis, la ama con todo su corazón. -Lo que diga tu tía Isis es mentira. - Le habla a su hijo, llevando su mano a esa rechoncha mejilla para acariciarla. - No le creas Anubis. - Sabe que pronto recibirá un codazo por llamar mentirosa a su hermana mayor, pero tanto su mujer como él se congelan cuando ven la pequeña mueca en el pequeño rostro de su niño.

El gesto es simple y minúsculo, pero ya puede notarse como las comisuras de los labios de su hijo se elevan, formando una sonrisa sin dientes.

-¡Sonrió! -señala maravillado, mirando a Neftis con emoción. - ¡Nuestro bebé sonrió! - Y no puede evitar besar los labios de su esposa por la alegría que llena todo su interior. A la par, sus dedos siguen acariciando toda la carita de Anubis, en un intento de sacar más sonrisas.