Día 18: Efecto mariposa

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Voy a seguir con esto, me gusto nwn

Él nunca ha sido de los que corren, jamás. Nunca ha sido de los que toman esa decisión, puesto que considera cobardes a quienes huyen sin luchar, sin intentar mínimamente ganar en una batalla; ese dicho de que "soldado que huye sirve para otra guerra" le provoca repugnancia, porque incluso si así fuera, la mancha que quedaba en el honor del guerrero que sobrevivía al huir de una batalla era una que cargaría para toda su existencia, él y sus descendientes.

Así que no, él nunca ha sido de los que corren. Él siempre ha sido de los que van directo a la batalla – con una estrategia, por supuesto –, el que primero toma su arma, el que primero se lanza al campo de guerra, quien ayuda a los guerreros a librar la feroz tormenta, quien se ahoga entre la sangre y el almizcle, pero el que jamás se va, no importa que tan dura sea la lucha que deba pelear. No, eso no importa, porque él seguirá adelante, luchando con todas sus fuerzas.

Nunca piensa, ni por un instante, en darse la vuelta y correr. ¿Cómo podría? ¡Él es el dios de la guerra! ¡Él no puede simplemente girarse e irse, huyendo como un cobarde! ¡Es impensable! ¡Deshonroso! ¡Una falta de respeto a todo lo que es él! Nunca, jamás, podría huir de una batalla...

Excepto que ahora mismo, es lo que está haciendo. Huir.

Huir con su joya más preciada en brazos.

Cuando se reveló la verdad de Anubis, él estaba más que dispuesto a luchar. Cuando Osiris lo tomó entre enredaderas filosas que dañaban su cuerpo, él seguía, aun, con la idea de pelear. Mas, cuando Osiris – el hermano en quien más había confiado y más lo había traicionado – juega con la vida de Anubis...todo se va al infierno. No, no puede luchar cuando esta en riesgo lo más importante en su vida, así que incluso si todo duele, si su honor se mancha, si su cuerpo sufre...a pesar de eso, se entrega voluntariamente, entre lágrimas de humillación y dolor.

Pero no importa, porque su hijo vivirá. Su hijo, su lindo Anubis, el bebé que ha amado desde que lo colocaron en sus brazos hace tantos años. No, no puede permitir que algo le pase, así que valientemente acepta rendirse ante los deseos de ese bastardo con tal de que su niño viva; Duele, duele muchísimo y rompe todo de él, pero Anubis vivirá, que es lo único importante.

Sin embargo, luego de que su humillación acabara, cuando Sekhmet se involucra en el asunto, él tiene la oportunidad de luchar, si quiere. Él puede tomar sus armas y despedazar por completo a Osiris, si quisiera (y quiere, lo quiere mucho) podría vengarse de todos aquellos que le vieron la cara de idiota, podría destruir todo Egipto si así lo intentara y esta tan furioso que sus poderes están vibrando en la punta de sus dedos.

Nadie interferiría, él podría hacerlo, él...

Él no hace nada de lo que está pensando. No, contrario a todo lo que quiere, hace que su cuerpo gire y corra, pese al estado tan lamentable en el que se encuentra, con marcas, cortaduras y la semilla de ese bastardo aun escurriendo por sus piernas. Tiene que agradecer el hecho de que es un dios, lo cual hace que sus heridas se estén curando más rápidamente mientras corre a toda velocidad hasta la habitación donde había dejado a Anubis, entrando con tanta fuerza que despierta del susto a su único hijo.

Único hijo.

Anubis no es su hijo.

Y de nuevo le invaden esas ganas de destruir, de destrozar, de...de tantas cosas que quiere hacer, pero solo basta con ver la pequeña figura del infante escondida entre mantas, mirándole con pánico, que sabe que no puede hacerlo.

Puede que Anubis no sea su hijo por sangre, pero sigue siendo el niño que él crio. Sigue siendo el pequeño bebé que se relajaba en sus brazos, que disfrutaba tirar de sus mechones carmesíes, que adoraba comer en su regazo y dormir en sus brazos. Sigue siendo ese niño, el niño a quien él, Seth, instruyó, educó y amó y amará para toda su miserable vida. No puede lastimarlo, no puede dañarlo y no puede dejarlo solo aquí.

╰┈⫸𝐃é𝐣à 𝐕𝐮⫷┈┈╯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora