Día 25: Llamado del destino

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⚠️AnuSeth/SethAnu (no es muy explicito)
⚠️Fem Anubis
⚠️Solo Seth es un dios en este Au
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El nacimiento de un bebé debe de llenar de alegría a la nueva madre que lo recibe, es la costumbre cuando ese pequeño es extremadamente deseado y amado desde el instante de su concepción. Por supuesto, es natural que la nueva madre sienta sentimientos nuevos e inexplicables que a veces pueden ser abrumadores, pero en la mayoría de los casos, el amor que se siente hacia el recién nacido empalidece todas las demás emociones.

Neftis no es la excepción a esa regla.

Desde el instante en que supo que estaba embarazada de su esposo, el gran faraón Osiris, su mundo fue pintado de hermosos y vibrantes colores. Estaba tan ansiosa por la nueva vida que crecía dentro de ella, tan feliz, que no dejaba de tocar su vientre solo para asegurarse de que no era un sueño, de que en verdad allí había una o un nuevo ser.

Y cuando este nació, no le importó el rostro de decepción en la partera al anunciar que era una niña, no, por supuesto que no le importó porque por fin tenía a su hija con ella.

Su niña, su bebé...

¿Qué podía importar qué fuera una mujer? ella era solo una segunda esposa, su marido no la presionaba para que diera herederos al trono, para eso estaba Isis, su hermana, la primera mujer de Osiris.

Ella podía conformarse con ser una bonita segunda reina, que compartía cama con el hombre que amaba y tuviera a sus maravillosos hijos, a quienes amaría independientemente de su género.

Como ya amaba a su princesita.

-Quiero verla, por favor, quiero verla. - rogó agotada, preparando sus brazos tal cual su madre una vez le había enseñado. Las mujeres en la habitación parecían dudosas de cumplir su petición, pero fue su hermana - esposa quien, sonriendo, le entregó al pequeño paquete de alegría.-Mi niña, mi pequeña princesita...-lágrimas de alegría se formaron en su mirada miel mientras veía a la hermosa bebé envuelta en mantas blancas.

Era totalmente perfecta a pesar de su piel rojita y arrugada.

-¿Cómo la llamarás? -Isis preguntó alegremente, pero ella no respondió, más ensimismada en ver los rasgos de su nena. Ya poseía pequeños cabellos negros como la noche - como los de su madre, cómo los de Osiris - y mejillas regordetas que en un futuro seguramente le darían las sonrisas más hermosas de todas. También había una mirada oscura como la obsidiana un tanto nublada por el reciente nacimiento y una naricita de botón que no pudo evitar tocar, riendo a pesar del dolor cuando la bebé estornudó.

Adorable, tan adorable...

-Anubis. - habló, sin dejar de ver a la infanta. -Se llamará Anubis.- aseguró, enternecida con los ruiditos provenientes de la pequeña. Con cuidado la acercó más a ella, destapándola levemente para verificar que todo en ella fuera tan perfecto como lo parecía.

La piel era totalmente rosadita - lo que le advertía que había heredado su tez pálida, no la canela de su esposo - con cinco deditos en cada piecito y manito.

Si, perfecta, totalmente perfecta.

-¿Qué es eso? - frunció el ceño ante el tono preocupado en la voz de una de las ayudantes. Bajando la vista, inspeccionó más el cuerpo de su niña, observando con horror una marca pequeña en la zona de la clavícula derecha.

Eso no sería tan malo si no fuera porque la marca era de un rojo profundo y en forma de un escorpión de las arenas.

-No...N-No Pu-puede ser...-Tartamudeó aterrada, aferrándose más a su nena a la par que podía escuchar el cuchicheo de todas las presentes en la recámara de parto.

╰┈⫸𝐃é𝐣à 𝐕𝐮⫷┈┈╯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora