Día 27: Un minuto de vuelta.

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⚠️horubis
⚠️Omegaverse (NO explicito)
Esto se escribió con la canción "a esto llamo yo" de la princesa cisne~

Horus se agacha en cuanto puede oír los pequeños pasitos de su primogénita, abriendo en grande sus brazos porque sabe que es lo que su hija quiere y, dicho y hecho, pronto tiene a la infanta en un abrazo de oso – como ella gusta llamarlo – alzándola mientras le da pequeñas vueltas, riendo como ella ríe, el cual es un sonido precioso que nunca se cansará de escuchar.

Observar mejor a Qebehut, notando como su cabello negro esta despeinado y sus grandes ojitos azules brillan repletos de travesura. Ay, ay, ay ¿qué habrá hecho su pequeña luna?

—Papi, Amon es un tonto. — suelta una risita ante las palabras pese a que sabe que es incorrecto. Si, puede que aun no este conforme con el candidato para la mano de su hija (aunque el casamiento no pasará hasta dentro de muchos, muchos, años. Él se encargará de ello) pero su princesita debería ser más educada (palabras de su esposo, no suyas).

—¿Qué hizo? —Preguntó mientras caminaba hacia su trono, sentándose con ella en su regazo. Observa el salón, esperando una respuesta que Qebehut esta muy feliz de ofrecer.

—¡Dice que tengo gérmenes porque soy niña! — tuvo que hacer un esfuerzo sobre humano para no reírse.—Le dije que su cara era un germen.—Oh no...bueno, tampoco iba a fingir, ¡oh sí! ¡Su hija sabía defenderse!

—Eso fue ingenioso, pero poco educado.— aclaró a la par que acariciaba las bonitas mejillas de su nena, las que ya estaban perdiendo la grasa de bebé, revelando unos pómulos que seguramente serían iguales a los de su amado.

—¿Siempre fuiste educado con papi? — la mirada azulada se vuelve una curiosa. —¿Nunca le dijiste cosas así?

—No, por supuesto que no.—miente con descaro. Si, puede que durante su compromiso no haya sido el mejor material, pero nunca le va a decir eso a su pequeña. No puede manchar su imagen. —Por lo que tienes que hacer un pequeño esfuerzo con Amon, solo para convivir ¿qué tal jugar juntos?—aunque si eso no funcionaba, tampoco iba a obligarla. Él no sería como su madre.

—¿Tu jugabas mucho con papi? ¿Lo querías? —Y parece que la conversación se desvió, ya sea intencionalmente o no.

Soltó un suspiro antes de contestar.

—Pues...

La verdad es que detesta a Anubis desde el instante en que lo conoce, aunque supone que es normal porque solo es un niño.

Ni siquiera le dieron tiempo a digerir la noticia. Un día su madre entró a su cuarto anunciando que había encontrado a la pareja perfecta para él – lo que lo hizo confundir porque, ¿por qué le estaban buscando pareja? ¡Tenía diez años! – y que en la mañana siguiente se encontrarían, por lo tanto, debía prepararse con sus mejores ropas y modales.

Conocer a su "prometido" – palabra que le había llenado de horror pese a que su progenitora, Isis, le había asegurado que la boda no sería hasta dentro de algunos años – no fue tan bien como todos hubieran esperado.

Anubis era pequeño – pese a tener dos años más que él – de piel demasiado pálida que tal vez no podría jugar fuera y manos pequeñas que seguramente nunca antes habían agarrado una espada. No era un bonito omega como lo era su mami, no, era un patito feo.

Además ¡Las niñas y los omegas dan gérmenes! ¡todo el mundo lo sabía! Por lo que intentó esconderse detrás de su mamá pero esta, riendo, lo empujó hacia adelante, recordándole sus modales.

Con pesadez –y asquito – se acercó al otro niño, tomando su mano con lentitud antes de dejar un pequeño beso en el dorso, tal cual su profesor de modales le había enseñado.

╰┈⫸𝐃é𝐣à 𝐕𝐮⫷┈┈╯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora