CAPÍTULO 13 CUANDO UNA MUJER GUARDA SILENCIO, ES PELIGROSO

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CAPÍTULO 13

CUANDO UNA MUJER GUARDA SILENCIO, ES PELIGROSO

— Itzam, maldito bastardo, hasta que te dejas ver — lo saludó uno de sus amigos al verlo llegar al bar.

— Cierra la boca, Eliot. Soy un hombre con responsabilidades, no como tú que solo te gastas la fortuna de tu familia — se mofó Itzam.

— Un idiota, eso es lo que eres. Ven aquí, maldito — Eliot envolvió a Itzam en un fuerte abrazo, era uno de sus amigos más cercanos.

— Esto se pone mejor. Lili y Amelia llegarán en un momento — anunció Noah, dedicando una mirada de complicidad a Itzam. — Amigo, tu momento ha llegado.

— ¡Pidamos otra botella! — animó Eliot — ¡Nos embriagaremos hasta morir! — chilló eufórico.

— Estás loco, tengo una reunión mañana temprano — alegó Itzam — Solo tomaré un par de tragos y le dedicaré un poco de tiempo a Amelia — sonrió con picardía.

— Eres un aguafiestas. Creí que ahora que Milenka fue a la escuela, tendrías más tiempo libre...

— ¡Mierda! — Itzam se golpeó en la frente con la mano. Acababa de recordar que tenía que recoger a Milenka de la escuela hacía varias horas.

— ¿Quién es Milenka? — inquirió Eliot.

— Olvidé que tenía que ir por ella — exclamó Itzam al mismo tiempo que se ponía de pie a toda prisa.

— ¿Cómo? Eres un idiota. ¿Cómo pudiste olvidarte de algo así? — exclamó con asombro Noah.

— ¿Ya te vas? No, no, primero dime, ¿quién es Milenka? — quiso saber, tomándolo por el brazo.

— No tengo tiempo para esto, Eliot — Itzam se sacó de su agarre.

— ¿Es la chica de la que habló Mónica?, ¿tu novia?

Itzam se quedó tieso.

— Debo irme — no supo qué más responderle a Eliot.

Era su amigo, pero no depositaba la misma confianza en él que en Noah, así que al no saber cómo explicar la presencia de Milenka en su vida, una vez más huyó, dejando que creyeran lo que quisieran.

Aunque jamás lo admitiría, en aquel momento lo más importante para él era Milenka, encontrarla y que esta se encontrara bien. La angustia comenzó a apoderarse de él, así como la vergüenza de haberse olvidado de ella.

— Soy un completo imbécil — se reprochaba mientras descargaba su frustración contra el volante.

Manejó como alma que lleva el diablo hasta el dichoso colegio. La noche ya había terminado de cobijar cada rincón de la ciudad, el corazón se le subió a la garganta al imaginarse a Milenka sola en la calle, de noche, perdida.

— Si le pasa algo, será mi culpa — alegaba para sí mismo.

Un frío recorrió su cuerpo al llegar a la escuela y darse cuenta de que esta estaba completamente desierta. No quedaban ni huellas de los alumnos que habitan sus aulas durante el día. Dio un par de vueltas alrededor de esta con la esperanza de encontrar a Milenka rezagada en algún rincón, pero nada.

— ¡Maldita sea, Milenka! ¿Dónde estás? — recargó su frente sobre el volante al cual se aferraba con ambas manos lleno de preocupación.

Se obligó a calmarse para pensar con claridad, lo primero que se le ocurrió fue llamar a Rigo. Sin embargo, luego llegó a la conclusión de que, si Milenka estuviera con él, ya le habría llamado para reclamarle su descuido.

OSCURA INOCENCIA (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora