SIN LLUVIA NO HAY FLORES.

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La sangre brota de mi rodilla y es papa que la limpia antes de proceder a desinfectarla.

Mamá le pasa el botiquín, saca un frasco el cual destapa untando el copo de algodón con el líquido oscuro.

Me limpio las lágrimas sin poder mirarlo, me siento tan avergonzada, herida y decepcionada que no puedo darle la cara. No despues de exponerlo de esa manera y salvarme la vida en el último minuto.

Sinceramente me hubiera gustado que me dejara morir, así no sentiría esta pena, esto que tengo atravesado entre pecho y espalda.

Mamá seca mi cabello, ya me quito la ropa húmeda mientras que no siento lo que debería sentir, debería arderme, pero ya hasta la sensibilidad la he perdido después de saber la verdad.

Tengo tantos sentimientos encontrados, pero, me da tanta rabia decepcionar a mis padres, los desobedecí y ahora entiendo que solo querían protegerme, evitarme este dolor, esto que estoy padeciendo y me hace sentir tan poca cosa.

—Papi—eleva la mirada mientras venda la herida, está enojado, pero sé que le pasa algo peor.

—Háblame—su tono es neutro, aplastándome el alma.

—¿No valgo nada? —siento la mirada de mamá en mi cara y papá solo suspira frustrado.

—Lo vales todo Merilla—me responde—no hay dinero en el mundo que pueda comprar lo que eres, por más que te pisen, te rompan, te lastimen, seguirás valiendo una fortuna incalculable y entenderás lo que vales cuando te encuentres.

Lo dice calmado, sin mirarme, limpiándome la herida con todo el cuidado del mundo, tan delicado tan suave que parece que teme romperme.

—¿Entonces porque Cathia no hizo nada?

No sigo porque se me quiebra la voz y rompo en llanto sintiéndome estúpida.

Me cubro con ambas manos la cara y lloro tanto, con tanto sentimiento que pienso que voy a morir entre sollozos y sollozo.

Los brazos de mamá me reciben y no sé qué tengo en el alma, pero ya no late el corazón igual. Despues de tanto sufrimiento el corazón se me ha descompuesto. Como lo hace la luz de una bombilla que se pone intermitente.

Mama me acuesta, no dice nada y tomo el brazo de papa para que no se vaya.

—No me dejes sola por favor—le pido con los ojos cerrados.

Siento que hunde la cama y no espero un segundo para volverme un ovillo el cual papa le acaricia la mejilla el cabello, y termina dándole un abrazo fuerte que me lleva contra su pecho.

Besa mi frente y en silencio se crea esa conexión que solo él y yo sabemos cuándo en medio de mi peor momento desencadena esa sensación de protección donde me hace sentir que a su lado no debo tener miedo.

—Entiendo por lo que estas pasando, aunque no puedo dimensionar tu dolor, comprendo los sentimientos que invaden tu mente, las sensaciones que te queman por dentro—habla—pero se quién eres y yo estaré aquí a tu lado para cuando me necesites siempre, así que borra esa tristeza, limpia esas lagrimas que aquí esta tu padre que nunca te dejara sola.

—Quiero entender—sollozo—¿Por qué?

—Hay gente mala en este mundo Merilla, no debería, pero existen y aunque son despreciables, no podemos evitar toparnos con esos hijos de puta que tiene un nivel de maldad incomprensible—me dice mientras mantengo los ojos cerrados, conteniendo las lágrimas—fue una lástima mi sol que tu depredador estuviera justo a tu lado y no sabes cuanto maldigo que no tuvieras a nadie que te protegiera, te cuidara y te salvara cuando eras una pequeña indefensa. Pero en ocasiones la vida nos pone en situaciones que son una lección, experiencias, que nos enseñan a elegir mejor y a veces es tan maldita que nos deja solo dos opciones bajo el código, «el dolor te hace más fuerte o te destruye»

HASTA RESPIRARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora