MI PRIMER BESO

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Tuerzo los labios. El examen no me salió como esperaba y no me gusta el resultado final.

—Estuvo bien amiga—sacudo mi cabeza, Marion viene a mi lado y no entiende—te exiges demasiado Merilla.

Sin exigencia no hay recompensa.

—No es eso solo que me gusta perder exámenes—le explico enojada conmigo misma.

—No seas exagerada—se ríe y recuesta la espalda en los casilleros mientras abro el mío—solo perdiste un punto.

—Que me bajó la nota—saco el aire de mis pulmones frustrada—no entiendes Marion, papa es muy exigente, me da libertades, todo lo que yo quiera, lo único que pide es que le entregue notas altas.

—Tu acabas de decirlo, altas, no perfectas.

—No hay diferencia—tuerzo los ojos— pero yo también me exijo y no sé qué paso, pensé que el examen seria nota perfecta.

No me gusta bajar mi promedio y es algo en lo que me esfuerzo, no solo por mis papas que me dan todo y es lo único que me piden, también es por mí, me gusta estar entre los mejores, ser la mejor, me exijo porque quiero no solo darles una satisfacción a mis padres, si no a mi también.

Y no saben lo bien que se siente ser la mejor cuando no confiabas en tus capacidades.

Abro mi casillero, dejo la hoja del examen que luego le presentare a mis padres que deben firmar y saco los bowl con los almuerzos.

—Mira, mama te preparo uno para ti—se lo entrego y no contiene la risa cuando lo recibe.

Cierro todo, dejándolo asegurado.

—Tu madre es increíble—caminamos por el pasillo.

—Te quiere mucho Marion—le recuerdo—sabes que cuentas con nosotros.

—Si, amiga lo sé—me da con la cadera y sonreímos.

Bajamos las escaleras, con ella a mi lado no me siento tan sola en esta escuela que me parecía un laberinto. Nos dirigimos al árbol y en el siguiente pasillo vemos que a unos metros de nosotras se acercan Laura, Lisa y Mariela.

Las tres, sin exagerar, apenas nos reconocen, dan media vuelta evitándonos, corren como si hubieran visto el mismo diablo.

Marion me mira por unos segundos y sin más soltamos a reír.

—Corran perras—le grita Marion, los demás alumnos nos miran mientras es Mariela quien voltea a ver aterrada si las estamos siguiendo—tu eres la próxima Mariela.

—Deja eso ya—le digo llevándomela afuera.

—Eso no va a pasar, una por una me las va a pagar, odio a las abusivas.

—Te estas convirtiendo en una—quiero que entre en razón.

—No aun no llego a ese nivel—es una loca—soy como la castigadora

Me hace reír con sus ocurrencias.

—Como te llamamos, super-Marion—me burlo—entras al grupo de los vengadores.

—No, me gusta más los exforce, de deadpool.

—Pensándolo bien si, tu aspecto es mas de antihéroe.

—Una villana—asegura.

—Creo que con la lección que le diste a Laura aprendieron a no meterse con nosotras, especialmente conmigo.

Amo que este conmigo, pero debo agradecer infinitamente porque gracias a su compañía, muchos ya no se meten conmigo y lo note el día de ayer.

—¿Hablaste con Damián? —nos sentamos bajo la sombra del árbol y apoyamos la espalda en el tronco.

HASTA RESPIRARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora