Pequeña zorra.
El aliento putrefacto se cuela por mis fosas nasales mientras empuja con dolor cubriéndome la boca.
—Mantente en silencio—no puedo, me duele—si se enteran de esto, matare a Male, eso te lo juro y serás la única responsable.
No quiero que le mate a mi hermano Male, es lo único bueno en medio de esta porquería y cierro mis ojos perdiéndome como siempre, soportando y preguntándome porque nadie me ayuda.
—Para—le pido entre dientes y aprieto la sabana ante el dolor agudo, siento mi intimidad en llamas y después de estar con dos de sus clientes, tengo que soportar, tenerlo encima de mí.
—Callate—brama en medio del jadeo—no puedo creer que después de tener a dos clientes, sigas tan apretada, pequeña zorra, te gusta, te gusta no lo niegues.
Sacudo mi cabeza y me abofetea consiguiendo que más lagrimas salgan de mis ojos y se pierdan por detrás de mis ojeras.
—No, no me gusta, no...
Me ahorca, sabe lo que ocasiona con eso y Llame mi mejilla antes de....
Pequeña zorra
Despierto y me siento inmediatamente en la cama, los latidos los tengo al borde de un colapso y me limpio las lagrimas, es normal que me despierte y tenga las mejillas mojadas.
Otra vez ese maldito sueño. Dejo los codos en mis piernas, hundo las manos en mi cabello y respiro profundo. «Solo fue un mal sueño Merilla, una pesadilla» me da tanta rabia conmigo misma dejando que esto tome poder sobre mí. Sé que soy más que esto, pero me supera, me puede y no se cómo dominarlo.
«El ya no está aquí, no puede hacerme daño» No quiero que nadie mas vuelva hacerme daño.
Me recuerdo, tuve la satisfacción de cortarle el pene y he de decir que me sentí tan bien al hacerlo. Destruí lo que me destruyo, Me quite un peso sobre mis hombros, pero tengo una carga aún más pesada y es en mi conciencia.
Dios ayúdame a salir de esto. Solo quiero eso, escapar de este infierno.
La puerta se abre, son las cinco de la mañana y mi padre, Dracco siempre me levanta a esta hora para iniciar con la rutina de ejercicios que toma conmigo para mantenernos en forma.
Trabaja, tiene una constructora, pero es tiempo, es como nuestro ritual, esto es solo para él y para mí. Nos pertenece solo nosotros dos.
—Arriba—me dice y obedezco estirándome—buenos días mi sol.
Me dice sacándome una sonrisa.
—Buenos días papa—me da la espalda y no he podido dormir bien, estoy cansada, pero amo estos momentos con él.
Son curitas para mis grietas, no las cura, pero si calma mi dolor.
—Tienes cinco minutos—es demasiado estricto.
Sale de mi habitación, solo me da tiempo para cepillarme la boca, buscar ropa deportiva, me lavo la cara, sujeto mi cabello en una coleta alta y reparo en mi espejo, mi abdomen.
No tengo marcas, gracias a mi madrina Cruella ya no tengo esos recuerdos en mi piel y tendré una que otra, pero muy imperceptible.
Antes me cortaba, marcaba mi piel para soportar ese infierno. Era otro tipo de dolor que me hacía sentir viva y lacerar mi cuerpo era mi escape.
Una de las heridas que más cuesta sanar viene de la persona que se supone te debió cuidar.
Suspiro. Ya está Merilla. Déjalo pasar.
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HASTA RESPIRAR
Roman pour AdolescentsHISTORIA BASADA EN HECHO REAL. SORDIDA, ESTREMECEDORA Y MALDITAMENTE DESGARRADORA Merilla es una adolescente que tiene profundas heridas emocionales y vive un infierno todos los días, llora en las noches y lucha con sus propios demonios. Abusada des...