EL UNIVERSO EN SUS OJOS

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MERILLA

Atravieso el marco de la oficina de papa que hoy no fue a trabajar. Sabe que soy yo, pero no alza la mirada, por eso solo dejo la hoja de mis exámenes. 10 de 10, calificación perfecta, y quería que lo supiera.

De todas maneras, lo iba a saber, ellos tienen que firmar los exámenes, pero siempre me gusta darle primero a él, este tipo de noticias. Mira la hoja, no me mira a mí, pero solo la firma mientras veo esa expresión particular en él.

—Muy bien—por fin sus ojos negros me reparan—cinco años menos de castigo.

Ruedo los ojos, que exagerado.

—Papi he trabajado muy duro toda esta semana, he sido juiciosa, responsable, me he portado bien.

—Ese es tu único compromiso—es tan inflexible—no me recuerdes tus deberes.

Me siento y tomo la hoja mientras el se acomoda volviendo a su trabajo. Tuerzo los labios, respiro profundo y apoyo el codo en la mesa, antes de posar mi mentón en mi mano abierta.

Miro a papa. Lo tengo, esta a mi lado, no reniego de los padres que me toco, pero ahora esta conmigo el que merecía y lo admiro mucho.

El es la prueba irrefutable de que los super héroe existen.

Admiro todo de él, su fuerza, su entrega, su intensidad, el no solo vive, vive con pasión y es algo que marca y se queda.

—Papi.

—Háblame—parece enojado cuando habla tan neutral.

—¿Iras a la obra de teatro? —pregunto indecisa, sé que tiene muchas responsabilidades y que ese tipo de cosas no le gustan para nada.

Evita las multitudes a como de lugar y socializar no es lo suyo. Alza para mirarme y le sonrió mirándolo con amor por sus cualidades extraordinarias.

Sus ojos se encuentran con los míos y quien con su mirada te dice que daría la vida por ti.

—Jamás me perdería una presentación tuya—responde iluminándome el día.

No me gusta ocultarle las cosas, confió mucho en el y por eso tomo valor para decirle la verdad..

—Papi tengo novio—le digo sin rodeos deformándole las facciones del rostro. Cada expresión dice, quiero sangre.

Respira profundo y se va contra el espaldar de la silla de cuero donde esta sentado. Se masajea la sien y me pongo de pie cuando pone esa expresión fría.

—Eres como tu madre—me dice—prende el cerillo y se va apenas provoca el incendio.

Se pone de pie y miro al piso.

—¿Desde cuando? —le da inicio al interrogatorio.

—Desde hace dos semanas.

—¿Quién te dio permiso de tener novio, jovencita? —se posa frente a mí, con las manos atrás mientras me hace respirar con esa aura de papa enojado.

—El corazón—bromeo y mala idea porque me mira peor.

—Merilla.

—Papi.

—¿Quién es? —pregunta con ese tono neutral.

—Damián—escucho su respiración pesada con mi respuesta.

—Dalmasio—lo miro y se pasa la mano por la cara—no te quiero junto a él.

—Papi por favor conócelo.

—¿Por el cierto? ¿por el estabas pensando en dar besucones? —tiene la cara roja, hasta las orejas y todos los músculos tensionados.

—Si y da unos besos tan ri—carraspeo y me quedo callada con la mirada que me dedica. Pienso rapido—porque no hacemos esto, lo invito a cenar y así te das la oportunidad de conocerlo, veras que es un chico bueno, inteligente y que me quiere.

HASTA RESPIRARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora