Me salte la mitad de la historia

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Leslie despertó en el hospital tumbada en la camilla, con varios botes de suero inyectando sus brazos.

-Que putas...- susurró incorporándose dolorida. En la habitación no había nadie, así que supuso que debía ser de noche.

Se levantó con cuidado y comenzó a pulsar el botón rojo junto a la cama que alertaba a los enfermeros.

A los segundos escuchó el ruido de varias voces discutiendo por el pasillo, se tumbó de vuelta en la cama y miró el techo pensativa. Lo último que recordaba...

-¡Quítese de la puerta de una vez!- reconoció a su madre, que entraba apresurada por la puerta de la habitación, seguida de una joven enfermera.

Leslie sonrió y se incorporó tranquila para abrazar a su madre.

-Estoy bien...- le dijo antes de separarse.

-Llevó tres días aquí en esta sala, cuidando de ti, y se te ocurre despertar cuando voy a por un café... Eres increíble.

-¿Tres días?- dijo asustada, ignorando la broma de su madre.

-Menos-.

-¿Dónde están todos?¿Qué a pasado?¿Y Dustin?-.

-Veras, durante el terremoto...

-¿Ha habido un terremoto?

-Leslie, cariño, por culpa del terremoto estás en el hospital, ¿no lo recuerdas?

-Ya... ¿Qué les pasó durante el terremoto?

-La amiga de tu hermano, la pelirroja tímida, ¿sabes? Ella quedó en coma. Tu hermano está con ella...

-No...

-Sí.

-Pero eso no... Mierda- se tapó la cara con las manos mientras dejaba caer la cabeza cansada. Su madre acarició su cabeza con cariño.

-¿Quieres que llamé a tu hermano?

-No, déjale, ya vendrá...- respondió mientras la miraba sería.

-¿Y al chico guapo de la sala de espera?

-¿Steve?

-Sí, creo. Muy amable, me gusta más que los otros.

-Puedes... No puede verme así, mejor dile que he muerto o algo parecido.

-Leslie, por favor, que últimamente han sucedido muchas desgracias, no está bien que bromees con eso.

-¿Pero ha muerto mucha gente?

-El terremoto...

-El terremoto, sí- interrumpió mientras se levantaba de la camilla de nuevo, buscando una zapatillas por el suelo.

-Siéntate ahora mismo.

-Tranquila, estoy bien. Me siento de maravilla, como si hubiese dormido tres días seguidos.

-Nancy Henderson, ahora mismo...

-Aja. Vuelvo en un minuto- dijo calzándose. Abrió la puerta y salió al pasillo ignorando a su progenitora.

Caminó por el pasillo ágilmente, hasta lo que sería la sala de espera de su planta.

Había tres personas sentadas allí, que la miraron confusas, junto a dos enfermeras muy alarmadas por su presencia.

Steve estaba sentado de lado, con lo ojos cerrados y en una posición terriblemente incómoda. Por las voces de las auxiliares abrió los ojos molesto y miró a Leslie allí de pie.

-Hey...- le saludó ella sonriendo de lado, mientras le veía abrir mucho los ojos sorprendido. Se tiró de la silla sin pensarlo contra el suelo -¡Steve!-.

-¿Cómo...?¿Cuando...?¿Qué haces de pie?- dijo corriendo hacia ella, obligándola a sentarse en uno de los bancos, para alivio de las enfermeras.

-Estoy bien.

-Eres la persona más idiota del mundo- dijo absolutamente molesto, mientras se arrodillaba ante ella llenó de dolor. Leslie tomó sus manos con fuerza mientras Steve se dejaba caer en sus piernas, escondiendo la cara.

-No podía permitir que te sucediera nada...

-Te odio, te odio tanto...

-Siento mucho haberte preocupado.

-Nunca más. Prométemelo.

-...-.

-Por favor, Leslie. Por favor.

-Te quiero mucho Steve- respondió besando su cabeza con calma.

...

Ya en el dormitorio, Steve y Leslie hablaban del incidente. De Vecna, de como todo había salido mal y de las muertes.

-Todo salió tan mal...- se lamentó Steve. Leslie no decía nada, pensativa. Estaban sentado uno delante del otro, en la cama -Y luego estaba lo de Max y tu... Eleven estuvo aquí, sí que dijo que ibas a despertar.

-¿Ha venido a Hawkings?

-No para siempre.

-Ya veo... Max está muy mal, ¿No?

-Muy mal, sí- se quedaron callados sin decir nada más por unos largos segundos.

Leslie se alejó un poco para levantarse de la cama. Sintiendo la mirada atenta de Steve sobre ella.

-Vamos lejos- le dijo mientras se dirigía a por la bolsa que su madre había traído, con ropa y libros.

-No te entiendo.

-Ven conmigo, cuando me vaya a la universidad, mudate conmigo, lejos de Hawkings.

-¿Cómo voy a hacer eso?

-Este lugar es horrible, y mi padre tiene un piso en Miami.

-¿Qué iba a hacer yo en Miami?

-Trabajar, vivir del cuento, lo que quieras.

-Este es mi hogar.

-El sentimiento de pertenencia a un lugar no está supeditado a una localidad, sino a una serie de recuerdos y emociones.

-Sabes que no sé lo que has dicho, ¿verdad?

-Tu hogar es aquel donde quieres estar.

-Creí que te ibas a quedar en Indiana, a unas horas en coche...

-No lo sé, es un decir... O sea, Miami es Miami, pero igual que NY o Georgia, no importa.

-Tendría que pensarlo.

-Claro.

De nuevo se quedaron callados, sin saber que más decir. Todo era muy extraño ahora que su relación no se basaba en la amistad.

Steve se levantó de la cama dudoso y se acercó a Leslie para darle un dulce besó en los labios.

-Me voy a ir a casa, a ducharme y eso, pero volveré en unas horas.

-Esta bien, con suerte me dan el alta antes.

-Te quiero.

-Y yo...- le despidió sonriendo. Cuando Steve salió del cuarto y cerró la puerta, Leslie se levantó estresada, tirándose en la cama molesta.

Le quería, le quería de verdad, pero no sabía si lo estaba haciendo bien. Tal vez aquello había sido demasiado.

Steve por su parte cerró la puerta y los ojos angustiado. Pensando en toda la información que tenía que procesar.

Sus padres no se querían quedar en Hawkings, por mucho que él dijera, pero suponía que no les importaba verle marchar con Leslie.

STRANGER THINGS (T/N)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora