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Carter

20:10

La había tenido tan cerca. A mi merced y aún así no se me permitía ponerle una mano encima. Si alguna de las cientos de cámaras que rodeaban el parque me hubieran visto cuando pinté esa estúpida X en su preciosa cintura... No pude resistirme. Su carácter, su mirada, su figura y la forma de desafiarme, sus palabras eran como cuchillos que me tentaban a cortar mi piel por el simple gusto de tocarla. 

Decidí darle un respiro, dejarla sola con sus pensamientos un rato. Yo también lo necesitaba, para no dejarme llevar demasiado. Sabía que tarde o temprano nos cruzaríamos de nuevo mientras hacía mi ronda. Desde la distancia, podía seguir vigilándola, observar cómo trataba de encontrarme entre la gente. Porque lo sabía bien, aunque no lo admitiera: cómo su cuerpo respondía al tenerme cerca, cómo su respiración se volvía más rápida y su piel se erizaba al menor roce de mis dedos. Recordar el calor de su piel bajo mi mano me encendía, y por más que intentara apartar esos pensamientos, ella seguía ahí, invadiéndome la mente.

—¿Dónde estabas a las ocho, Carter?

—Métete en tus asuntos —no había cosa que más me irritara que ser controlado.

—No estabas en tu sección, he tenido que hacer tu trabajo —reprochó Nick. 

—No haberlo hecho, yo no te lo he pedido. 

Estábamos atravesando la plaza central, los visitantes nos rodeaban por todas partes y no era el mejor sitio para tener aquella conversación. Además mi concentración estaba focalizada en cualquier melena pelirroja que hubiese cerca, buscándola a ella. Ignoré a Nick como si no estuviera frente a mí, pero tan pronto me puso la mano encima del brazo para que le mirase, quise partirle la cara. 

—Te he dicho cientos de veces que no me toques, joder. 

Alzó las manos a modo de disculpa, pero bien sabía que no me gustaba esa proximidad con los demás salvo que yo la iniciara. ¿Maleducado?¿Engreído? Para ello ya estaba Mel, no tenía ni idea de cual era su nombre completo, pero no hacía más que rondarme por la cabeza. Yo no tenía ningún tipo de problema con el contacto físico, siempre y cuando la persona fuese de mi agrado. Y en aquel momento preferiría no tener a Nick cerca. A ella sí. 

—Carter.

—¿Qué quieres? —respondí exasperado—. Tuve que cambiarme las rodilleras, eso es todo. 

Comencé a alejarme, pero me gritó de lejos, con el único objetivo de sacarme de quicio. Juro que si en aquel momento no hubiésemos estado rodeados de gente, le hubiera dejado en el sitio. 

—¡Más te vale que vuelvas al trabajo y no acabes como el año pasado!

Me paré en seco en ese momento. Me hervía la sangre. ¿Cómo se atrevía de decir eso en público? Muchos de los que se encontraban cerca de él se detuvieron a murmurar cosas inteligibles. Di grandes zancadas hacia él y a punto estuve de pegar su frente con la mía, intentando intimidarlo.

—¿Tienes algo que decirme? —le pregunté.

—No sé, ¿tiene alguna chica que cuidarse las espaldas esta noche?

Me miraba con una sonrisa maliciosa, sabiendo a la perfección que allí no podría hacer nada, por un lado los visitantes podrían sacar mala fama del parque, por los posibles videos que grabarían y segundo, las cámaras lo gravarían y me echarían ipso facto, luego de lo que sí paso un año atrás. No había salido a los medios, pero todos los trabajadores estaban al tanto. 

—No hables de lo que no te conviene —intenté que mi voz sonase lo más amenazante posible.

—A ti tampoco te convendría acercarte mucho a la pelirroja, no creas que no te he visto. No sueles ser muy discreto.
 
—Te aseguro que si no me dejas tranquilo lo seré aún menos, Nick.

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