Melanie
23:20
Cesé en mis intentos de zafarme de aquellas cuerdas, que no hacían más que enredárseme aún más en el pelo y los brazos. No sabía ni cómo había llegado a tal situación. Me sentía de lo más tonta, en vez de aterrada por lo que se me exponía delante. En cuanto me cansé de luchar por liberarme y el tintinea de las marionetas chocando entre sí dejó de escucharse, suspiré. Intento que mis latidos se relajasen, siendo consciente de que en aquel estado no iba a llegar a nada, tenía que encontrar la manera de salir de allí. Ya fuese participando en lo que fuese que Carter tenía preparado o encontrando una salida y marcharme sin mirar atrás.
—¿En qué estás pensando, Melanie?
Reí para mi misma, empleando un tono de sarcasmo. ¿Cómo si tuviera poco en lo que pensar? Le miré directamente, siendo consciente de lo ridícula que tenía que estar allí con los brazos en alto y el pelo enmarañado en a saber qué.
—Estoy harta, realmente.
—Harta. ¿De qué exactamente? —ladeó la cabeza cual perro que no entiende lo que se le habla.
Miré a mi alrededor, vi las marionetas, le vi a él, a la puerta tras su cuerpo... la cual me moría por descubrir que habría detrás y deseando que fuese una salida al exterior. Pero bien consciente era de que eran esperanzas nulas. Carter me lo estaría poniendo demasiado fácil, incluso me desilusionaría si así fuera.
—¿De qué? ¿De verdad me lo preguntas? —miré hacia las cuerdas resaltado lo evidente.
—Tendrás que darme la razón de que esta vez no he sido yo quien te ha puesta en esa situación.
Tenía razón, puede que no completamente, pero al menos me había enredado yo sola. Tal cual lo hacían las dudas dentro de mi cabeza.
Inspiré hondo, bajando la cabeza para no mirarle a la cara e intenté calmarme antes de entrar en mi papel. Tenía que salir de aquella como fuera y si tenía que comerme mi orgullo lo haría. ¿Que podría salir corriendo por la puerta del parque e irme? También. Pero tenía que encontrar por lo menos a Georgia y arreglar las cosas. Pensé en ella, en todo lo que tenía que decirle; en Ethan, en todo lo que tendría que decidir...
Y con eso bastó para que la primera lágrima se deslizase por mi mejilla. Hice el gesto característico con la nariz para que fuera evidente que estaba llorando. No sabía si había sido real o no, pero lo que mostró Carter fuera de la casa hacía apenas unos minutos, era algo de empatía. De ser el sociópata que que creía que era, mi gesto no valdría para nada.
Pero lo hizo. Sin mediar palabra Carter se acercó a mi, irguió mi cara ayudándose únicamente por un dedo en mi barbilla, haciendo que le mirase a la cara.
―¿Quieres que pare? ―su pregunta parecía sincera, aún así no quise bajar la guardia, asentí intentando apartar la mirada de la suya, pero era imposible.
Me estremecí cuando dejó mi cara para rodearme y ponerse tras mi espalda. Noté el roce de sus dedos con mi piel al deshacerme de las cuerdas. No sentí un sólo tirón de pelo, me trató con delicadeza.
―No se qué hacer contigo, Melanie ―pasó sus finos dedos por mi cuello tomándose su tiempo, hizo que mi piel se erizase.
―Dime donde están Georgia y los demás, me iré y problema solucionado ―dije tajante.
―Lo haría si supiera que quiero hacer contigo ―susurró―. Por un lado desearía devorarte contra la pared y por otro, hacerte pagar tu actitud.
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Impulso
Teen FictionEn la noche de Halloween, Melanie se adentra con aires de superioridad en el parque de atracciones TerrorVille, desafiando los límites del miedo. Lo que comienza como un juego pronto se transforma cuando un enigmático empleado enmascarado la enfrent...