Enfrentarse al pasado

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Cuando las personas buscan huir de su pasado ni siquiera piensan en regresar a el algún día

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Cuando las personas buscan huir de su pasado ni siquiera piensan en regresar a el algún día. Lo dejan todo atrás sin esperar girar la cabeza y enfrentar lo que una vez les hizo daño. Pero en mi caso, Melanie, Mel para los amigos que ya no tengo y que dejé atrás, volver al pasado significa volver a casa. Al lugar en donde me crie, crecí y traumé al mismo tiempo.

—Puede que lo encuentres un poco distinto —comenta mi hermano con visible nerviosismo.

BayWood está igual de lúgubre que cuando cuando me fui. Solía ser un lugar familiar, lleno de vida, soleado y... bueno, todo lo positivo que se pueda decir de un pueblo costero americano. Pero, tal cual ocurre en las películas, siempre puede llegar cualquier catástrofe, en algunos casos alienígenas, terremotos... pero para la suerte de los habitantes de BayWood fue una inundación. El pueblo se consumió bajo la tormenta: las carreteras eran lodazales, los tejados se derrumbaron... y el parque de atracciones se vino abajo, causando cientos de heridos, desaparecidos... Pero esa historia ya nos la sabemos todos.

—¿Se han ido muchas familias? —pregunto sin esperar una respuesta positiva, es obvio que las calles están vacías.
—Lo que se esperaba —carraspea aclarándose la garganta—, los de toda la vida nos hemos quedado, los demás...
—Es más fácil empezar una nueva vida en otro sitio que quedarse a arreglar la mierda que tenías aquí.
—Melanie...
—¿Miento? 

No recibo respuesta alguna, sabe que tengo razón. Le observo por el reflejo del espejo. Han pasado unos pocos años, pero la dureza de los mismos se le reflejan en la pérdida de peso, la barba que se ha dejado crecer y en el brillo ausente de sus ojos. Todo aquel que se quedó en BayWood, por la poca información que me daba mi madre, se fue apagando con la ciudad. 

Han pasado seis años desde que me alejé de este sitio, desde que decidí abandonarlo todo para seguir adelante. Me fui a la universidad, la más alejada de la costa Oeste. Abandoné a mi familia, a mis... amigos, abandoné la búsqueda de Georgia... Nunca me lo he perdonado ni lo que pasó aquella noche, ni marcharme sin lograr encontrarla. 

Ross gira a la derecha entrando en el patio de la casa familiar. Suspiro antes de atreverme a abrir la puerta. Pero mi hermano me frena antes de dejarme salir.

—Nadie sabe que has vuelto, solo papá, mamá y yo —me mira como ocultando un segundo mensaje en esas palabras. 

Y lo entiendo. Mi mirada se va directa a la casa contigua a la nuestra. Con miedo. El mismo que sentí al tener que llamar a la puerta de los padres de Georgia, a contarles que su hija estaba desaparecida. En su salón estaban dos policías, nunca se me olvidarán los ojos llenos de esperanza de su madre al verme. Como si detrás de mi estuviera su hija, sana y salva. Pero no lo estaba y las lágrimas brotaron de sus ojos seguidas de reproches hacia mi persona: Tenías que estar con ella, ¿dónde estabas Melanie? La dejaste sola. Hoy en día esas palabras, en boca de cualquiera, son las que me atormentan en cada pesadilla. 

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