Bryce

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Melanie

No solté la mano de Bryce en ningún momento. Sentía que de hacerlo desaparecería de nuevo, dejándome sola con mis fantasmas mentales. Según avanzábamos entre la multitud buscando una salida de aquella sala no hacía más que pensar en que esta vez había sido yo la que se alejó. 

No me había abandonado nadie. Nadie se había perdido. Nadie necesitaba que fuese a buscarle. 

Me dejé llevar por Bryce como si ya no fuese capaz de avanzar sola, sin saber a donde ir o qué hacer. Miraba nuestras manos unidas como si fuese lo único que tenía. Llegamos hasta la otra punta de aquel pub improvisado, Bryce palpó la pared intentado encontrar una puerta o cortina que atravesar para salir de allí. Yo le seguía sin abrir la boca, sólo deseaba que el estruendo que allí llamaban música terminara. 

—¿¡Dónde está la puta salida!? 

Bryce gritaba exasperado y yo no era de mucha ayuda. ¿En algún momento lo había sido? Me sentía ridícula. Mientras el buscaba la salida yo no hacía nada más que ser una carga más. Hasta que reaccioné. Hasta que le vi. 

"Melanie", pude distinguir mi nombre en sus labios y se me erizó la piel. 

Carter estaba entre la multitud, estático, mirándome como si nadie más estuviera a nuestro alrededor. Sentí los tirones de Bryce para que me moviera, pero me quedé allí, paralizada, nuestras manos se soltaron y me perdí. No sabría decir si a mi misma o en el tiempo y lugar en el que estaba, solo que algo me atraía hacia él. 

—¿Mel? —Bryce me llamaba.

Caminé en dirección al Carter sin pintura en la cara, sin nada con lo que se pudiera ocultar. Nada con lo que ocultar la ligera sonrisa que se le dibujó en la cara al verme caminar hacia él como si fuese un imán. Ni tampoco la mirada de furia que provocó Bryce al detenerme tirando de mi brazo y haciéndome recobrar el sentido. Le miré tan pronto sentí su mano sobre mí, asustada, no sólo por el tirón, sino por darme cuenta de lo que estaba haciendo. 

—¿Mel qué haces? Tenemos que irnos —me miraba con preocupación. 

—Yo... —balbuceé.

Volví la mirada atrás, ya no estaba allí. Se había esfumado como siempre hacía. 

—L-lo siento... —me pasé las manos por la cara frustrada—. ¿Has encontrado la salida?

—No, aún no, pero la encontraremos. 

Miré una vez más hacia donde él había estado, nada. Luego miré a Georgia, seguía bailando con los ojos cerrados y cerveza en mano. En ese momento anhelé esa sensación, poder emanarme de todo. Al verla supe que ya no podía hacer nada por ella, se me cayó una lágrima que Bryce tuvo que recoger con una leve caricia. 

—Busquémosla y salgamos de aquí, ya has pasado por mucho hoy. 

Le seguí, pero esa frase se me caló en la cabeza como una advertencia. 

"Ya has pasado por mucho hoy."

No habíamos estado juntos desde lo que pasó en la caseta, ¿qué sabía? Y

De lejos vi como entraba más gente por uno de los laterales del pub, aquella tenía que ser una salida. La habilidad de aparecer en los sitios como si nada era sólo de Carter. Está vez cogí yo la mano de Bryce y le llevé hasta allí sin dudarlo y con cientos de preguntas en mi cabeza. 

¿Qué sabe?¿Cómo?¿Dónde estuvo todo el tiempo?

Aquella salida daba al recibidor de la casa encantada, lo reconocería aún con los ojos vendados. Fue donde comenzó toda la locura. Salté la mano de Bryce y apoyé las manos sobre las rodillas, me di un tiempo a mi misma para recobrar el aliento, moverse entre todo aquella gente había sido agotador, mi cuerpo y mente estaban al límite. 

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