Capítulo 3.

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Cigarrillos y Cervezas.

Todo el camino a un bar me tomo pensar en qué hacía siguiendo a una chica a la que acababa de conocer. Jamás había seguido a una chica, por naturaleza ellas me seguían a mi, pero ya que había comenzado a jugar con ellas, tenía que desempeñar bien mi papel.

-¿Qué hacemos en un bar?.- dije un poco extraño.

-¿Beber?.- contesta con arrogancia.
Rodé los ojos.

-Asi que, además de ser una violenta y agresiva, también bebes.- deduje.
Me miro, sus ojos grises fijos en los míos azulados. Para mi ella tenía un oscuro pasado, por eso ella se comporta asi, ¿no?.

-También fumo.- aceptó. Saco un cigarrillo del bolsillo de su chaqueta de cuero. Sexy.- ¿tu, no?.- pregunto ofreciéndome uno.
Negué.

-Gracias, pero no, Valen tiene un olfato muy avanzado y si me huele que apesto a tabaco, obviamente se lo dirá a Sarah y tendré problemas, lo que me lleva a quedarme sin permiso para llevar chicas a casa y follar.- suspire.
Su cabeza se giró como la niña del exorcista, claramente estaba enojada, pero ¿por qué?.

-Escucha bien, cara de culo, conmigo no follaras, ni en tus sueños.- puso su dedo en mi pecho. Amenazante.

-Bien, pero cuando más quieras que te lleve a mi cama, menos lo haré.- y ahora yo apunte mi dedo en su pecho.
Lo retiro molesta.

-Eso no pasará.- quise dejar ese tema como finalizado. Masajeé mi adolorida mandíbula. Ella lo noto.

-¿Duele mucho?.- pregunto y por un momento la vi interesada en lo que me pasaba.

-Mucho, nunca había conocido a una chica con un puño tan fuerte, bueno ni a un chico tampoco.- sonrió.

-Déjame ayudarte.- dijo.- Jerry, trae hielo.- grito. Pocos segundos pasaron y un tipo llamado Jerry apareció con hielo.
Melody asintió al tipo y éste le devolvió el asentamiento.

Cuando Melody me puso el hielo, gemi, pero de dolor.

-Lo siento.- dijo e hizo una sonrisa nerviosa.
-Yo también.- reí.- ¿No vas a preguntar cuál es mi nombre?.
Se encogió de hombros.

-Dylan. Dylan O'Brien.- asintió

-Para mi sigues siendo cara de culo.- bromeó.

-Cállate, culebra.- se rio, risa seductora, como de esas zorras que solo buscan tu dinero, pero para mi ella ya no era de esas, se gano mi respeto y desde ahora ya no intentaría meterme en sus bragas.
Su llave cayó al suelo, se la recogí.

-Metemela.- dijo abriendo el bolsillo de su chaqueta. Enseguida se sonrojó y bajo la mirada al suelo, claramente avergonzada por lo mal que se escucho el "metemela".

-¿Por qué no mejor te llevo a mi casa? Tengo permiso.- bromee golpeando suavemente su brazo.

Levanto su mirada.

-Claro.- dijo finalmente. ¿había escuchado bien?.

-¿Tendrás sexo conmigo?.- pregunte alucinado.

-¿Qué?, no, conoceré tu casa, nada más, ¿nunca haz llevado a casa a una chica sin necesidad de sexo?.

-No.- dije decepcionado.- mi novia me termino hace cinco semanas, le fui lo más fiel que pude.

-¿Por qué te termino?.

-No sé, ella dijo que dejo de amarme.

-Que idiota.- dijo molesta.

-¿Por?.- sonreí.

-No nada, olvidado. Ahora guiame hasta tu casa.- solo por un momento pensé que diría que Dani era una idiota porque me termino, pero no, no lo dijo y en el fondo estaba decepcionado una vez más.

You Are My RedemptionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora