Narra Melody.
...
Las inmensas ganas de dejar salir todo lo que había bebido horas antes me despertaron. Dando pequeños saltitos llegué al baño. Me mire al espejo y sonreí. Ya no me importaba decirle a Dylan que lo amaba, ya no, es más, estaba entusiasmada porque lo sabía. Una lágrima cayo por mi mejilla. Ya le había dicho que lo amaba, pero él no me amaba a mi.
Todo iba bien hasta la primera vez que él me lastimó, entonces supe, irremediablemente, que había comenzado a amarlo de verdad.Me acerqué a su cama. Lo observé por un momento y sentí algo dentro del estómago, algo así como mariposas. Te felicito, Melody, mira nada más que buen gusto tienes, te felicito, me dije al ver lo guapo que era el Cara de culo. Sus ronquidos hicieron que de mi salieran unas pequeñas risitas.
Tenia sed, iba a ir en busca de agua, pero la voz de O'Brien me detuvo, más bien, me congeló.-Yo también te amo, Culebra.- me giré para ver si estaba aún dormido o no, para mi suerte o ¿desgracia? No lo sé, él estaba dormido, pero mierda, mierda, mierda, ME DIJO TE AMO, DORMIDO, PERO LO HIZO. Sonreí como toda una gran estúpida, él estaba soñando conmigo y lo mejor, ¡me dijo te amo!.
De pronto la sed se había ido y tenía hambre. Mucha hambre.
Fui a la cocina, abrí la nevera y...-¿Con qué derecho husmeas en mi cocina?.- demonios, el diablo en carne propia estaba frente a mi con su ceño fruncido, su bata ceñida y sus pantuflas blancas. Por supuesto que hablo de Valentina.
-Tengo hambre.- respondi. Estaba ya un poco cansada por el humor esta hijuputa.
-Pues vete a buscar comida a otro lado, bastarda.- me corrió. En respuesta, sonreí. No iba a complacerla. Jamás.
-Lo siento, pero no.
-No sabes cuanto te odio.- escupió. Se me hizo un hoyo en el estómago. Al escuchar esa frase mi corazón se aceleró y mis manos comenzaron a temblar.
-¿Por qué me odias?.- mi voz se quebró. Estaba pasando. Estaba viviendo este momento de nuevo. A diferencia de que ahora no era una niña.
-Porque Dylan te ama, por eso, por quitarme al único hombre de mi vida.- no, no de nuevo, las lágrimas resbalaron por mis mejillas. No sabía que decir, así que corri hasta la habitación de Dylan. Abracé mis rodillas y me puse a sollozar.
-No sabes cuanto te odio.- gritaba mamá con un odio tan puro. Solo era una niña, no tenia ni puta idea de porqué me gritaba eso, yo la amaba.
-¿Por qué me odias?.- pregunte con tanta inocencia. Mi corazón palpitaba fuerte en mi pecho. Esperaba a que dijera que era solo una estúpida broma. Pero no.
-Porque Tyler te ama, por eso, por quitarme al único hombre de mi vida.- volvió a gritar. Ella me odiaba porque papá me amaba.
-Pero es mi papá.- conteste y el llanto apareció.
-Pero te ama.- grito de nuevo, mientras me amenazaba con el arma en sus manos.
-Solo soy su pequeña bebé.- dije con voz rota y abrazada a mi osito café, el osito que él me regalo el día de mi cumpleaños...hoy.
-Antes de ti, yo era su bebé.- el odio que emanaba al hablar hacía que los vellos se me erizaran.
-Mamita yo te amo.- chille.
-¡Cállate, no sabes cuanto te aborrezco!, no tienes idea lo mucho que lamento no haberte abortado.- mis pequeñas manitas temblaron. La puerta emitió un chillido. Solo lo hacía cuando alguien entraba o salía. ¡Papá! Papá ya estaba en casa, me dije. Miré hacía la puerta y ahí estaba el hombre al que amaba, ahí estaba el hombre del que estaba enamorada, su cabello corto castaño, sus hermosos ojos grises y su encantadora sonrisa me hicieron creer que esa pesadilla iba acabar. Pero no. Empeoró.
-Snake, baja el arma.- pidió papá. Eso es lo que era ella, una culebra, la más venenosa. La paz en su voz, y aún por el momento, me hicieron llorar, corri hasta donde él y lo abracé.
-Elige, Ty, ella o yo.- sus palabras eran tan hirientes que no sólo me lastimaron a mi, a él también.
-¿Por qué me preguntas eso? Estas loca, ella es mi pequeña, es mi bebé, sabes que siempre la elegiría a ella, una y mil veces, ahora baja el arma, por favor.- mi papá, el amor de mi vida, se mostraba tan calmado, pero yo sabía que estaba tan o más aterrorizado que mi. Al oído con su masculina, pero dulce voz, me susurro.- Pase lo que pase, debes saber que mamá tiene un gran problema en su cabezita, debe estar internada, pero no tenemos suficiente dinero para eso, pero lo más importante es que debes saber que papá, te ama y que siempre serás su bebé, aunque crezcas y te cases, siempre serás su bebé, elige a un buen hombre, un hombre que te ame tanto o más de lo que tú lo amas a él.- lo abracé más fuerte. ¿por qué papá me decía todo eso?, ¿acaso era una despedida? No, por favor, no. El sonido del arma disparar me hizo saltar, sabiendo lo que sucedía, lloré, lloré tanto y como nunca.
-Tú lo pediste, mi amor, y como dijo el sacerdote, hasta que la muerte nos separe, pero como te amo tanto, me iré contigo, cariño.- y se suicidó. Pasaron varios minutos, mire a papi, sin saber aún lo tenia abrazado, mis pálidos brazos manchados de sangre al igual que mi pequeño vestido con pequeñas flores de colores, mi osito yacía también manchado de rojo. El osito que horas antes me había regalado por ser hoy mi cumpleaños. Mi jodido cumpleaños.
-No, no, no.- grite.- por favor no, no otra vez.
-Hey, calma, Mel.- Dylan yacía en el suelo junto a mi.- ¿Qué te pasa?.-No respondi. No podía hablar.- mira como estas.- dijo abrazándome.- seguramente solo fue una pesadilla, calma, bebé, ya pasará, estoy aquí, estoy aquí contigo, porque...porque eres todo para mi.- sus palabras eran tan alentadoras como las de papá, mi papá, mi adorado papá. Su abrazo hizo que me calmara, pero no por mucho, combulsione en sus brazos y luego de horas de llorar, dormi, dormi en los brazos del segundo hombre que amaba en mi vida...
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You Are My Redemption
AléatoireDylan O'Brien, entendió que amar tanto a algo o alguien puede hacerte daño. Dylan, amo con locura a Dani, su ex novia, ella se fue sin importarle su corazón roto, es por eso que Dylan, el chico apuesto de la Uni, tiene un concepto claro de las mujer...