Capítulo 4.

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Rogando a Sarah.

Cuando desperte Melody ya no estaba en mi cama, ya se había ido de casa, así que me anime a desayunar, suponía que aún estaba temprano como para bañarme e ir a la U.

-Buenos días, nene.- saludo Valen.

-Buenos.- dije masticando mi cereal de "Azucaritas".

-Esa chica es como rara, ¿no?.

-No.

-Los escuché hablar ayer.

-¿No eres tu la que me ha dicho que escuchar conversaciones ajenas es de mala educación?.- le dije comiendo.

-Ese no es el punto.

-Ya, di lo que tengas que decir de Culebra.- respondi poniendo los ojos en blanco.

-¿Culebra?, bueno el punto es que esa chica no es para ti.

-¿Por qué?.- dije tratando de ocultar mi enojo.

-Solo mírala, no sabia que chicas con chaquetas de cuero, botas de cuero y una motocicleta, fuera ahora tu estilo.

-¿Y a ti que te importa?.- le grité.- además ella es mi amiga, y si no te agrada no me importa, pero siempre lo será.

-Vamos Dylan, ella esta muy lejos de ser tu estilo.
Reí.

-Ella es más como yo que cualquier otra, ambos estamos rotos, ella esta igual o más lastimada que mi, por Dios, Valentina.

-Ella no se toma nada en serio.- dijo.- te va a lastimar igual que Daniela y cuando eso suceda no me vengas llorando.

-Eres una perra.- le grite molesto y lanze mi plato de cereal.

-Cuida tu vocabulario, Dylan.- regaño.

-Pudrete, Valentina, lo que yo haga y con quien lo haga a ti no te tiene que importar, Melody es ahora mi amiga y la vas a respetar te guste o no.

-Tu no vas a decirme que hacer.

-Come mierda.- grite y fui a bañarme para irme a la U y ver a Snake, la culebra más hermosa.

* * *

-Melody.- la llame al verla caminar vacilando por el pasillo.
No me miro.

-Hey Culebra.- dije agarrando su brazo, se volteo y me dio un puñetazo en el brazo. Esta es más bipolar que cualquier otra chica que haya conocido, es decir ayer estaba tan bien durmiendo en mi cama y ahora me golpea. No la entiendo.

-¿Qué hice?.- dije masajeando mi brazo.

-No me hables.- dijo como siempre. Enojada.

-¿Por qué?

-No soy tu tipo.- o nos escuchó hablar a Valentina y a mi o se estaba volviendo loca.

-¿Quién lo dice?

-Tu hermana.- grito. Bien, nos escuchó hablar.

-No me importa lo que diga ella, tu y yo somos ahora amigos.

-Ya no.

-¿Te gustan las carreras de motocicletas?.- pregunte trotando para alcanzarla.

-Aja.

-Pues ven hoy a mi casa y las vemos.- la invite.

-No.

-¿Por qué?

-Tengo una cita.- dijo y sonrió. Mis celos se pusieron en modo ON.

-¿Con quién?, ¿a dónde?, ¿por qué?, tu no eres chica de citas.

-Ahora si.- sonriendo levanto una ceja.

-¡No!, por favor ven, Mel, ¿si?, las carreras serán aburridas sin ti, ¿qué tengo que hacer?, ¿arrodillarme?, pues me arrodillo.- suplique y me arrodille. Ella se rio de mi y dijo:

-Bien pues, iré a tu casa.- genial.- levántate.- se burlo y me ayudo a levantarme.

-¿Cancelaras tu cita?

Sonrió.- No tenía tal cita, lo hice porque me gusta que me supliquen y tu lo sobrepasaste.
La mire fulminante. Ella me había engañado.

-Me mentiste.- se lo dije serio.

-Si y cambia esa cara, culito, te vez mejor cuando sonríes.- me guiño y entro al salón. Muy en el fondo estaba enojado, pero también excitado, ella me mintió y eso me gusto.

Ya en casa me sorprendió ver a Sarah ahí.

-Sarah.

-Ven aquí, Dy.- dijo abrazandome.

-¿Qué haces aquí?

-Mi jefe me dio días libres y dijo que luego puedo retomar las noches extras.- Mierda, no.

-Ah.- trate de ocultar mi decepción.

-¿No quieres que me quede?.
Decidí mejor decirle la verdad.

-Escucha, ahora vendrá a dormir y ver las carreras de motocicletas una amiga, espero no te moleste.

-No.

-¿No te molesta?.- pregunte sorprendido.

-No puede venir.

-¿Por qué, Sarah?.

-¿Qué ella no tiene casa?.

-Bueno si, pero es mi amiga y la invite para que venga a casa y veamos juntos lo que tanto nos gusta.

-Para mi que pretendes tener sexo con ella, obvio no hay una sola chica que le gusten las carreras de motocicletas.

-Ella si.- puse ojitos de perrito inocente.- ¿por favor, Sarah?.

-No.- se negaba.

-Sarah.- agarre sus manos y las puse contra mi pecho.- di que si, por favor.

Sonrió.- Bien, pero solo si prometes que no roncara.

-Te lo prometo.- sonreí de oreja a oreja.

-No te habia visto asi de emocionado, me alegra que esa chica te guste, ya quiero conocerla, ¿cómo es?.

-No me gusta y ella es...- sonreí al recordar el primer día en que la vi, la manera en que subió a su motocicleta fue tan...- ella es diferente a todas las chicas, a ella le gustan las motocicletas, le gustan las botas y chaquetas de cuero para ser específico, ella es ruda, atrevida, peligrosa y sexy, sus ojos grises son muy lindos.

-Linda, ¿eh? Y creeré que no te gusta cuando dejes de sonrojarte y sonreír cuando me hables de ella.- bebió de su café y encendió la televisión.
Quede pensando en si Culebra me empezaba a gustar, en si enamorarme de ella sería mi salvación o mi perdición.

You Are My RedemptionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora