Capítulo 9.

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Niña Rica.

Me baje de la motocicleta de Melody y no podía creer lo que veía frente a mi.

-¿Vives aquí?.- pregunte, observando la casa, digo mansión.

-Si, ¿y?.- respondió parándose igual que mi.

-Niña riquilla, ¿eh?.- recorde que fue lo mismo que ella me dijo la primera vez que la lleve a mi casa.

Levanto una ceja y sonrío.- Nah.

-Es linda.

-¿Si?.

-¿Es de tu padre?.- luego de preguntarlo me arrepentí como nunca.

-No, Dylan, es mía.- contesto con mala cara y entro.
No sabía si lo dijo por dejar el tema finalizado, pero ya que entro no pude preguntar.

-¿Entrarás o no?.- pregunto asomandose ya con una cerveza en su mano.

Mi quijada cayó al suelo, por decirlo así, cuando vi la inmensa sala de estar y todas esas televisiones plasmas, y los estéreos y sofás y sillas y todas esas cosas de lujos y no puedo dejar de decir y y debo de calmarme y cerrar mi boca y dejar de decir y.

-¿Qué?.- tomo un trago de su cerveza Golden.

-Es...es jodidamente hermosa.

-¿El qué?.- sonrió al ver mi expresión.

-La casa, tu jodida casa.- volví a recorrer la sala de estar con mis ojos.

-Calmate cara de culo, no es para tanto, si es linda, pero hasta ahí, es muy similar a la tuya.

-La mía no tiene todo eso.- señale las tres pantallas plasma.- es similar, pero no igual.

-No te admires hay una de ellas en cada habitación.

-¿Bromeas?.- dije sin aliento, ella debía estar jugando.

Rió.- No, ¿quieres?.- me ofreció una cerveza.

-Si, por favor.

Me tome la cerveza en mi tiempo récord, Melody era una maldita niña rica, bueno, no rica, millonaria.

-¿Cuándo pensabas decírmelo?.- pregunte.

-¿Decir qué?.- se encogió de hombros.

-Que eres una jodida millonaria.

Rodó los ojos.- Nunca preguntaste.

-Podías decírmelo.- entrecerre mis ojos.

-No es algo que me alegra.

-¿No te alegra ser rica?.- estaba tonto con tanta impresión.

-No me alegra la manera en que me hice "rica", además sabes que no me gusta hablar.

-Pero somos amigos, Culebra, no seas así.- la golpeé justo en la cabeza.

-Detente, que no sé nada de ti mas que vives con tus hermanas y que eres una gran marica que hace poco empezó a hacerse hombre.

-¿Qué quieres decir con que hace poco empecé a hacerme hombre?, es decir siempre lo he sido.

-Hasta hace poco empezaste a beber y me siento muy orgullosa.- sonrió y me abrazo.
Yo en cambio la empuje.

-No me abraces, los amigos normales no se abrazan.- la empuje porque ella hubiese hecho lo mismo o peor aún, me hubiera pegado.
Traté de ver alguna pizca de molestia, rabia o tristeza, pero no, en cambio estaba muy contenta aunque trato de ocultarlo, fracaso.

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