Capítulo 15.

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Narra Dylan.

-Mierda.- dije al despertarme de la peor manera, con agua helada sobre mi parte baja. Si, helada.
La risa de la maldita Culebra venenosa llamó mi atención. Ella fue la que me hizo esto. Pendeja.
Le dediqué mi peor mirada.

-Buenos días, O'Brien.- saludo esta, comiendo una manzana como si nada.

-¿Buenos días? ¿Por qué lo hiciste?.- grite con voz cargada de rabia.

-Bueno, primero, a mi no me gritas y segundo, te hable suave, al oído y tu no despertabas.- se defendió. Obviamente no le creí.

-Primero, te grito porque esta es mi casa, segundo, no creo que tú me hayas hablado suave al oído, no es tu estilo, y tercero, hubiera preferido un puñetazo en el hombro, pendeja.- dije histérico.

-Hago lo que quiero.- responde arrojando el final de la manzana en el contenedor.
Hoy estaba espectacular.
Siempre con botas negras, solo que estas eran nuevas, un jean azul negro ajustado, una camiseta sin mangas blancas e iba sin chaqueta. ¡Era la primera vez que no llevaba chaqueta!.
Cuando se fijo que la observaba se enfado.

-¿Qué?¿te tengo algo?.

-Nada, solo que hoy te ves distinta.

-¿Mejor o peor?.- pregunto sonriendo. No iba a decirle algo lindo.

-Peor, sin la chaqueta tus kilos se notan más y el blanco no es lo tuyo.- me burle de su mirada dolida.

-A la mierda contigo, O'Brien, me importa poco lo que digas de mi, además Logan dice que me veo linda.

-Logan miente.
Rodó los ojos.

-Mejor bañate, apestas.
Sonreí.

-Ya pues.- respondi yendo al baño, ella salió de mi cuarto, estaba en el sofá, me daba la espalda, con cuidado abrí la nevera, saqué un recipiente que tenía agua helada y se lo heche sobre su camiseta.

-Que...hijo de puta.- grito alejando su camiseta empapada de su espalda.
No pude evitar reír.

-¿A mano?.- le pregunte ofreciendole mi mano. Estiró la suya pero para darme un puñetazo en el estómago. Quede sin aire.

-A mano.

_____

Sonreí para mis adentros al verla con una camiseta mía, le quedaba grande, me alegre de que no se viera tan linda como antes. Verla tan linda me enamoraba más.
¿Qué? No, verla linda hacía que la admirara más...

-¿En serio no me veo tan mal?.- pregunto.

-Para nada, es más te la regalo.- contuve la risa que quería salirse.

Bajo la mirada a sus manos, temblaban.

-¿Estás bien?.

-Logan...- se callo.

-¿Logan...?

-Me va a dejar.- lloro.

-¿Ah?

-Si, va a casarse.

-Que bien por él, ¿pero por qué estas triste? Deberías alegrarte.

-Es el único que me quiere, es el único al que le importo.- se limpio la cara. La abracé.

-Yo te amo y me importas mucho, pendeja.- se alejo para verme a la cara. Sus ojos grises brillaban.

-¿Qué?.- sonreí.

-Nada.- respondió pegada a mi pecho. Algo de lo que dije la puso mejor, no sabía el que pero me alegre.

-¡Melody!.- la voz de Sarah nos hizo saltar a ambos.- Querida, ¿cuando volviste?.- se acerco a ella para abrazarla. Observé a Sarah, abrazar a las personas no era muy común de ella.

-Sarah.- respondió, Mel, devolviendole el abrazo.

-¿Tú? ¿Aquí? ¿Por qué?.- grito, Valentina. ¿Qué mierda hacían mis hermanas a esta hora en casa?.

-Recuerda que ella es mí amiga.- intervine.- Y puede venir cuando quiera.

-Estas mal, Dylan, ella se fue por mucho tiempo, además esta no es solo tu casa.- hechaba humo hasta por los poros. ¿Cuál era el puto problema con Valentina? ¿Por qué la odiaba tanto?.

-Valentina Michelle O'Brien, te exijo que te calmes que yo estoy con Dylan, Melody es su amiga eso la convierte en la mía también, y me encantaría, Mel, que vinieras más seguido.- Sarah dijo esto último sonriendo, pero se noto que la sonrisa fue forzada.
Las mejillas de Snake parecían recién bofetadas, estaban tan rojas que por un momento pensé que era por la luz, pero no, obvio no, ella estaba avergonzada, quizás humillada.

-Eh...claro, vendré cuando él quiera.- dijo agarrandome de el brazo. Así se veía tan indefensa.

-Sarah, ven conmigo, necesitamos recordar el por qué estamos aquí.- el tono tan frío de Valentina hizo que los vellos se me erizaran.

-Bueno chicos, los dejo.- se despidió Sarah, pero se acerco al oído de Melody, esta en respuesta se rio. Y como un pendejo, sonreí al verla.

Cuando las chicas nos dejaron solos el silencio era demasiado incómodo. Decidí romper el hielo.

-Venga, ¿me dirás que te dijo Sarah?.

-No.- respondió, tecleando su celular. ¿Acaso estaría texteando con uno de mis amigos imbéciles? Era obvio.- ¿Por qué me odia tu hermana esa...¿Valentina?.- cambió tema.

-Ella no te odia, sólo esta pasando por eso, la menopausia.- Rodé los ojos, era bromeando, lo dije solo para hacerla reír y funciono.

-Eso es justo lo que dijo Sarah.- me miro, la mire, me sonrió, le sonreí, pude ver lo triste que se miraban sus grisáceos ojos. Y cuando me iba acerca a besarla ella hablo.

-¿Qué me vas a regalar para mi cumpleaños?.

-Eh, no sé, ¿cuando es?.

-El 3 de septiembre.- sonrió. ¡Mierda! ¿Mañana?.

-Bien, ¿algo que desees?.- lo pensó por un momento y luego respondió :

-No sé, lo que me des me encantará.

-Ya veintitrés. ¡Que vieja!.- la abracé.

-Ni tanto, ¿cuando los cumples tu?.- envolvió sus brazos en mi cintura y pude sentir su respiración en mi pecho.

-El 3 del mes siguiente.
Espere a que respondiera pero no lo hizo, así que le hice cosquillas.

-Hey, no.- se rio.

-¿Sabes que te quiero?.- pregunte.

-Yo te amo.- respondió, mi respiración se detuvo igual que mi corazón. Ella debía estar mintiendo. Pero sus mejillas sonrojadas decían lo contrario, miro nerviosamente su celular.- Logan me necesita, hablamos luego, dile a Sarah que digo bye.

-¿Y a mi? ¿Qué me digo?.- la detuve.

-Que lo que dije no es mentira.- confesó. Y sin más que decir la deje ir.

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