Eptá

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LISA


Ella sabe a verano.
No sé cómo es posible, no cuando estaba durmiendo en una bañera, no cuando es pleno invierno afuera, pero es la verdad. Clavo mis manos en su cabello y muevo su cabeza hacia atrás inclinándola para tener un mejor acceso.

Cerrar un trato es la excusa más débil para besarla; no tengo excusa para mantener el contacto, o para profundizarlo. No hay excusa más allá de desearla. Jennie se mueve para cerrar la fracción de distancia entre nosotras y luego está completamente en mis brazos, cálida y suave y, maldición, me muerde el labio inferior como si realmente quisiera esto.

Como si yo no me estuviera aprovechando.

El pensamiento me saca de mi neblina y me obligo a dar un paso atrás y luego otro. Siempre ha habido líneas que me negué a cruzar, límites trazados que son tan endebles como los que mantienen a Jiyong alejado de la ciudad inferior. Eso no cambia el hecho de que nunca los había cruzado antes.

Jennie parpadea y, por primera vez desde que la conocí anoche, se ve completamente real. No es la personificación de un rayo de sol, ni la mujer aterradoramente tranquila en su cabeza, ni siquiera la perfecta hija de Deméter que interpreta para el público, solo una mujer que disfrutó de ese beso tanto como yo... O estoy alucinando y esta es solo otra de sus muchas máscaras. 

No puedo estar segura , y como no puedo estar segura, doy un tercer paso hacia atrás. No importa lo que el resto del Olimpo piense de mí, de la mujer mala ,no puedo permitirme demostrar que tienen razón.

—Comenzamos hoy.

Ella parpadea de nuevo, sus pestañas increíblemente largas se abanican contra su mejilla en un movimiento que casi puedo oír.

—Necesito contactar a mis hermanas.

—Hiciste eso anoche.

Es fascinante verla cubrirse con su armadura. Primero viene el enderezamiento de su columna, solo un poquito. Luego la sonrisa, alegre y engañosamente genuina. Finalmente, la mirada inocente de esos ojos color chocolate. Jennie junta sus manos frente a ella.

—Tienes los teléfonos intervenidos. Tenía una fuerte sospecha.

—Soy una mujer paranoica —es la verdad, pero no la verdad completa. 

Mi padre no pudo proteger a su gente, a su familia, porque se tomaba las cosas al pie de la letra. O eso es lo que siempre me han dicho. Incluso sin Andreas coloreando los eventos con su propia percepción, los hechos permanecen. Mi padre confiaba en Zeus y, como resultado, él y mi madre murieron. Yo también habría muerto si no fuera por pura suerte.

Jennie se encoge de hombros como si no fuera más de lo que esperaba.

—Entonces sabrás que mis hermanas son más que capaces de aparecer en tu puerta si están debidamente motivadas, cruzando el río Estigia o no. Son así de difíciles.

Lo último que necesito son más mujeres como Jennie en mi casa.

—Llámalas. Haré que alguien busque ropa para ti y te la traiga —me giro hacia la puerta.

—¡Espera! —una pequeña fractura en su perfecta calma— ¿Eso es todo?

Miro hacia atrás esperando miedo o tal vez ira, pero no, si leo bien su expresión, hay decepción acechando en sus ojos. No puedo confiar en eso. La deseo más de lo que tengo derecho a hacerlo, y ella solo está aquí porque no tiene ningún otro lugar a donde ir.

Si fuera una buena mujer , la sacaría de la ciudad de contrabando y le daría suficiente dinero para sobrevivir hasta su cumpleaños. Ella está en lo correcto; si tiene la fuerza para cruzar el río, probablemente tenga la fuerza para dejar la ciudad con la ayuda adecuada, pero no soy mejor mujer. No importa cuán conflictivo me haga este trato, deseo a esta mujer, ahora que se ha ofrecido a mí en un trato con la diabla, quiero tenerla.

Styx ࿐ ᴊᴇɴʟɪsᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora