Októ

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JENNIE


Una pequeña selección de vestidos me es entregada por una rubia alta con una actitud hosca que parece que podría aplastarme la cabeza con una mano. No escucho su nombre antes de que se vaya, dejándome sola una vez más.

La llamada con mis hermanas fue tan buena como era de esperar.

Están furiosas de que las deje fuera por su propio bien, ellas creen que mi plan es terrible y estoy segura de que seguirán intentando encontrar otra opción, pero no puedo detenerlas.

Es casi suficiente para distraerme del sol que atraviesa el cielo y desciende hasta el horizonte, del conocimiento de lo que viene después, o, mejor dicho, del desconocimiento. Lisa es una fanática de las declaraciones nefastas con poca información que las respalde, me indica que esté lista, pero no me da información sobre para qué se supone que debo estarlo, y luego está ese beso, pasé la mayor parte del día intentando y sin evitar pensar en lo bien que se sentía tener su boca sobre la mía. Si no se hubiera alejado, no sé qué habría hecho y eso debería asustarme.

Todo sobre esta situación debería asustarme, pero no voy a dejar que Lisa me intimide para que me eche atrás. Independientemente de lo que haya planeado para esta noche, no puede ser peor que Zeus, de eso estoy segura.

Me tomo mi tiempo para prepararme, esta sala ofrece una sorprendente selección de productos para el cabello, lo que me lleva a preguntarme si Lisa es de esas que se cuidan en exceso. No es de mi incumbencia, podría salir de esta habitación y de esta casa en cualquier momento, y eso es todo lo que necesito saber.

Los vestidos son hermosos, pero varias tallas me quedan demasiado grandes, me encojo de hombros y me pongo el más sencillo, un vestido de cuentas que tiene un estilo similar al que tenía anoche. Las cuentas agregan algo de peso a la tela y se balancea de una manera realmente satisfactoria. Miro los zapatos que dejó la mujer y considero mis opciones cuando suena un golpe en mi puerta.

Tiempo de la función.

Respiro hondo y abro la puerta. Lisa está parada ahí y, buenos dioses, nunca he visto a una mujer llevar un traje negro sobre negro de la forma en que Lisa puede hacerlo. Es como una sombra viviente, una sombra viviente caliente y sexy. Ella mira hacia abajo y mira mis pies, yo retrocedo, de repente consciente de mí misma.

—Solo me estoy poniendo los zapatos.

—No seas absurda.

Agarro mi irritación con ambas manos, es mejor entrar en un campo de batalla verbal que dejar que el miedo y la incertidumbre anulen todo.

—No estoy siendo absurda.

—Estás bien así, usar tacones altos después de que tus pies fueron mutilados hace menos de veinticuatro horas no es absurdo, es estúpido —ahora está con el ceño fruncido— Es como correr por el Olimpo en nada más que un vestido de seda en medio de la noche.

—No sé por qué estamos volviendo a mencionar eso.

—Lo mencionamos porque estoy empezando a ver una tendencia en la que no priorizas tu salud y seguridad.

Parpadeo.

—Lisa, son solo zapatos.

—El hecho ahí sigue —entra en la habitación, con su intención clara.

Retrocedo.

—No te atrevas a cargarme —golpeo el aire entre nosotras— Ya he tenido suficiente de eso.

—Adorable —suena como si fuera todo menos eso. Lisa se mueve tan rápido que, incluso anticipándome a ella, apenas dejo escapar un graznido de indignación antes de que me levante en sus brazos.

Styx ࿐ ᴊᴇɴʟɪsᴀDonde viven las historias. Descúbrelo ahora