XXIII. Pléyades

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Y mis ojos, tuyos son
desde que te vi la vez primera,
entonces te enamoraste
así, de ti misma,
para luego enamorarte de mí.

Y tus ojos, mios son
desde nuestra última vez
porque yo, enamorado tuyo
fui eternamente y luego entonces
pude encontrarme en el camino.

Y tus ojos, mios sondesde nuestra última vezporque yo, enamorado tuyofui eternamente y luego entoncespude encontrarme en el camino

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𝑬𝒍 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒗𝒐 𝒅𝒆 𝑳𝒂𝒔 𝑭𝒖𝒓𝒊𝒂𝒔 𝟐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora