VIII. Luz

9 3 4
                                    

Tú eres mi luna,
mi noche,
mi luz de medianoche.
Mi paz, mi cuna,
mi aceite de aceitunas.

Eres blancos ocres
que aspiran esencia,
eres mi alma, mi ser,
mi pura existencia.

Eres prisa alegre
y lágrima de alegría.
Eres brisa y viento,
océano de dulce tormento
y una eterna sinfonía.

Eres la calma, la lluvia
que atardece mis mañanas,
eres luceros.
Lugar donde he de morir
con mis llamas, ceniceros.

Eres belleza, compasión
y también disciplina.
Eres la real demostración
de un alba y frustración
del compás de una rutina.

Eres sorpresas, ingenio,
mi impredecible.
Eres la cúspide del congremio
que se sienta a la mesa,
eres irrepetible.

Eres jazmín, espuma
y perla más fina.
Eres adicción, prisión
y eterno apego,
sueño de cocaína.

¿Y qué no eres sino
lo que aparentas?
Pero eso que se esconde,
amor, justo eso...
por siempre me alimenta.

¿Y yo que soy sino sello
de tus partículas, de tus destellos?
Pues seré yo un satélite y espejo
mientras tus rayos, mi sol,
me marquen con sus reflejos.

𝑬𝒍 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒗𝒐 𝒅𝒆 𝑳𝒂𝒔 𝑭𝒖𝒓𝒊𝒂𝒔 𝟐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora