XXIII. Coronas

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Que muy corta sea la espera;
que tu ausencia, un segundo;
que mi voz tocarte pueda
ahí dentro, muy profundo.

Que los papeles lleven tu nombre,
para entonces sí escribir;
que no dudes ni te asombre
si las letras ves latir.

Si despiertas de un sueño
una mañana y al llover
me soñaste con empeño,
realidad podría ser.

Si en noches me despierto
y dormir no puedo más,
¿en cual buen pensamiento
en tus sueños me tendrás?

𝑬𝒍 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒗𝒐 𝒅𝒆 𝑳𝒂𝒔 𝑭𝒖𝒓𝒊𝒂𝒔 𝟐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora