En las profundidades del Érebo, poco más adelante del Tártaro se encuentra un casi imperceptible sendero. Hipotéticamente, si algún alma logra escapar de las fosas de la oscuridad, siguiendo este camino llegará a su final encontrándose con un inmenso páramo desolado. A la distancia, notará que se erige una grandiosa, enorme y regia estructura. Rodeado de kilómetros llenos de arena y polvo, chacales demoníacos, ríos completamente transfigurados en lava ardiente y magma, una fortaleza casi impenetrable, antigua y desolada.
Detrás de esos arcanos muros, se esconden puertas enormes, un gran salón olvidado y polvoriento, miles de pasadizos y corredores sombríos, la fragua eternamente prendida y accionada de un pequeño pero ardiente objeto siempre en función.
Y a un costado de las murallas, escondido a la vista, rodeado de los interminables laberintos de corredores y cámaras sin visitar...
Un jardín cuanto menos, precioso y singular que contrasta increíblemente con su belleza con las polvosas y abandonadas luces del lugar. Lleno de sorpresas y colores, variedad de flores de distintos tamaños y aromas, antítesis de los pasajes de pesadilla que componen el sitio.
Y en una esquina de los muros que rodean al hermoso pero pequeño paraíso no encontrado, semi enterrado se encuentra un antiguo yelmo de guerra que aparece y desaparece sin parar...
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𝑬𝒍 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒊𝒗𝒐 𝒅𝒆 𝑳𝒂𝒔 𝑭𝒖𝒓𝒊𝒂𝒔 𝟐
PoetryDe una entrega de poesía a una saga lírica recopilada, El Archivo de Las Furias introduce a la escena los sentimientos y temáticas dentro de la mente del autor, añadiendo además algunos escritos en relación a los contenidos de la historia, que ha ll...