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En la habitación del hospital, Akiteru, el hermano mayor de Kei, entró con una sonrisa radiante en su rostro. Kei y TN estaban sentados en la cama, sosteniendo cuidadosamente al pequeño recién nacido en brazos.
Akiteru: ¡Kei, TN, él es increíble! ¿Cómo se sienten?
Kei: Es asombroso, Akiteru. No puedo creer que sea tan pequeño y perfecto. TN está haciendo un trabajo increíble.
TN: Gracias, Akiteru. Estamos muy felices de tenerlo aquí.
Akiteru se acercó y observó al bebé con cariño. Sus ojos se llenaron de asombro al ver la pequeña vida que ahora formaba parte de la familia.
Akiteru: Es asombroso cómo alguien tan pequeño puede traer tanta felicidad. Kei, estoy tan orgulloso de ti.
Kei: Gracias, hermano. Significa mucho para mí que estés aquí. Quiero que seas parte de la vida de mi hijo desde el principio.
Akiteru asintió con emoción y luego miró al bebé con ternura.
Akiteru: Hola, pequeño. Soy tu tío Akiteru. Estoy aquí para protegerte y apoyarte en todo lo que necesites.l
El bebé, ajeno a las palabras pero respondiendo a la suavidad de la voz de su tío, hizo un pequeño sonido, como si estuviera respondiendo a la bienvenida de Akiteru.
Kei: Creo que le caes bien, hermano.
Akiteru: Estoy emocionado de ser parte de su vida. Y estoy aquí para lo que necesiten, siempre.
En ese momento, la habitación se llenó de amor y alegría, mientras la familia se unía para dar la bienvenida al nuevo miembro y celebrar la conexión especial que compartían.
