Mis manos temblorosas ante mi nerviosismo, empacaban tan rápido como podía hacerlo con mis regadas pertenencias, necesitaba tener todo listo para mi partida. Sabía de sobra que llegaba con retraso, estresado por la ansiosa idea de no tomar tan pronto un taxi para encontrarme con Constantinne. Se suponía debía llegar tan pronto como pudiera y así partir ambos rumbo al tren.
Después de lo que podría llamar como múltiples meditaciones, análisis rigurosos, dudas y preguntas que solo causaban más incógnitas, me di cuenta que eran las tres de la madrugada. Decidido a conciliar el sueño, me tiré en mi cómoda cama sin nada que pudiera distraerme de obtener descanso, perdiendo el objetivo en cuando mi mente comenzó a divagar, crear, rememorar y torturarme con una lujuria candente que se apoderó de cada minúscula parte de mí. Pude, realmente dormir, cuando logré obtener dos pajas con Constantinne en mi cabeza.
Me siento un estúpido.
Exaltado, ignoré la valija para buscar mi celular cuando esté me advertía de una llamada, mis manos se movieron entre las sábanas tratando de encontrarlo y es que tenía un desastre en mi cama al sacar todo de golpe. Boom de Troye Sivan siguió sonando hasta tenerlo entre mis dedos, deslizando ese botón verde para luego tenerlo contra mi oído. Tomándolo entre mi hombro y mi oreja, me dispuse a seguir descartando y metiendo ropa a la maleta.
─ ¿Ya vienes en camino, señor puntual? ─escuché el melifluo del otro lado ─. Espero que no, porque aún no estoy listo. He empacado y desempacado mi maleta como veinte veces ya. ¿Qué ropa llevarás? ─cuestionó, como si él supiera que tipo de prendas hay en mi armario ─. ¿Deberíamos llevar mezclilla, camisa y un saco para vernos formales informales en la fiesta de compromiso? ¿Crees que debimos comprar otro traje? ¿A qué hora era el boleto de tren? ¿Nos alcanzará el tiempo para ir por otro traje? ¿Debería llevar un abrigo por si hace frío?
Lo nervioso que estaba, se notaba en su irregular y agitada voz, combinada con los sonidos provenientes de lo que seguramente era su reorganización de cosas. La incomodidad de su ser fue disipada en un suspiro cuando me reí sonoramente. Me parecía graciosa su ajetreada voz y esa hiperactividad que a veces le dominaba. Constantinne era alguien nervioso, impulsivo y padecía de un terrible vomito verbal.
─Constantinne, eres el que mejor conoce el clima y los eventos de ese estilo. Muy a pesar de que no estuviste en su tiempo, seguramente recuerdas los incomodos conjuntos que te hacían usar. ¿No? ─escuché su respirada risa, burlándose de su pasado ─. Relájate, no tienes que preocuparte. Primero, conjugar nuestra ropa, como ya te lo dije, podría ser tierno, pero, forzado a que somos una pareja... pareja real ─cerré mi maleta con lo que creía ya tener ─. No estés estresado, saldrá bien.
En mi estomago se incrustó una rara sensación lastimera, poniéndome dolorosamente incomodo y hasta un poco malhumorado al imaginar que Constantinne deseaba lucir bien por su encuentro con el ex. Era prácticamente imposible, Constantinne no es así, es decir, no se arreglaría para lucir bien ante su ex novio teniendo a su novio ahí. Aunque, no soy su novio.
─Lucirás bien con lo que sea que te pongas.
─Quiero demostrarles a mis padres que no soy miserable como ellos piensan y me veo bien sin su maldito dinero.
Y ahí estaba la calma en mi corazón. ¿Qué?
Me tomé un momento para respirar entre la puerta de mi hogar y las preguntas de Constantinne. Un ¿Qué? ¿Cómo debo actuar? ¿Qué debería decir? Que me hizo sonreír amenamente porque estaba ese vomito verbal de nuevo. No paró, aunque al taxista le diera las nidaciones para llegar a su hogar, tampoco mientras le llamaba entre una sutil risa que amenazaba con ser una brillante carcajada si continuaba desvariando.
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Gigoló
Romance"Prometí curarte, pero jamás pensé que terminaría enfermo de ti." Ethan vive un vida que parece monótona y confortable, sin saber que se había resignado a sentir más cosas. Hasta que conoce a Constantinne, quien tiene problemas que desea resolver co...