Algo había cambiado demasiado en mi rutina, algo jodido. Todo en la vida llega a ser una rutina, involuntariamente, aunque se intente lo contrario. En todo caso, yo no intento cambiar nada, solo se agregaron nuevas situaciones para ocupar mi tiempo y, precisamente, es cuando me pregunto si antes me aburría con lo que era mi vida diariamente. No puedo recordarlo. Sinceramente, a pesar de haberse convertido en algo "repetitivo" ahora, nunca era igual al día anterior.
Explicación a este contradictorio debate conmigo mismo; estuve yendo a Lovers por la mañana, salía, iba al gimnasio unas horas, salía directamente a cumplir mi cita con Constantinne, tal vez después atendía alguna otra cita, volvía a casa, hacía deberes o veía una serie, tal vez alguna película, cosas de hogar. La cosa importante aquí, no era el capítulo brutalmente interesante de American Horror Story, sino lo que sucedía en el departamento de Constantinne.
Se sentía extraño, cada que subía por esas escaleras tenía una sensación de estar dejando algo mientras ascendía, como si se desprendiera para poder encontrarme con el pelinegro. Una vez en su puerta, al tocar la misma, al abrirse ésta, era jalado dentro del éxtasis.
Lo habíamos hecho en todas partes, de muchas formas; en el sofá, en el suelo de distintos espacios, en la cocina (ahí, incluso lo hicimos contra el refrigerador, no sabía que Constantinne era de los que ponía cosas arriba de él y cuando le di por culo contra éste, el azúcar cayó sobre nosotros. ¿Quién pone azúcar sobre el refrigerador?, solo hizo un poco más excitante el chupar su piel), en su oficina, en su habitación, en el balcón, cerca de la ventana, en todos los lugares y de todas las formas que se nos ocurrió durante estas tres cortas semanas.
Estuvo más que claro que el chico quería probar nuevas cosas después de la mamada que me dio en los baños de Lovers. Sin duda alguna, ahora que acepté esta oferta de ir a las casas, de probar con este chico, cabe que, sin lugar a duda, fue una buena decisión; tuve la libertad de expandir el juego sexual.
Precisamente ahora me encontraba con él encima mío, estaba montándome sobre la silla en su comedor. Me invitó un café, con la idea de que no tuvo nada de modelas en el tiempo que yo estuve visitándolo, a excepción de la vez en donde extendió el vaso de agua en su oficina. En cierto modo lo entendí, entrando por la puerta nos movíamos directamente a desnudar y consumir nuestra piel, sin la pérdida de tiempo que nos llevaba el tener cortesías. Ahora mismo, no fue diferente, no pude siquiera llegar a la mitad de mi café cuando él ya estaba de rodillas chupando mi polla.
Una vez más, un descomunal orgasmo se adueñó de nuestros cuerpos y terminamos. Estaba dándome la espalda, había gozado ver como su agujero tragaba mi extensión, fue una gloriosa vista y no creo que esa imagen salga de mi cabeza durante mucho tiempo. Hola, masturbadas futuras.
─Sigue siendo tan... ─murmuró sin aire.
─Llenador ─terminé yo.
Él asintió, se recostó sobre mi pecho, poniendo su cabeza sobre mi hombro. Ambos estábamos cansados, siempre terminamos tremendamente agotados porque éramos lentos al principio, pero nos convertíamos en bestias para gruñir por la velocidad que incrementaba en cada estocada. Me era sumamente excitante la bipolaridad que poseíamos en cuanto a los ritmos.
─Estoy cansado ─confirmó.
─ Yo también.
Mis manos estaban sobre sus caderas, sus caderas que eran delgadas pero marcadas, tenía una V perfectamente visible, podría atreverme a decir que me gustaba esta parte de su cuerpo. Más bien, me gustaba su cuerpo. Esas sensuales y es esponjosas curvas que delineaban sus nalgas.
ESTÁS LEYENDO
Gigoló
Romance"Prometí curarte, pero jamás pensé que terminaría enfermo de ti." Ethan vive un vida que parece monótona y confortable, sin saber que se había resignado a sentir más cosas. Hasta que conoce a Constantinne, quien tiene problemas que desea resolver co...