Crescendo

111 18 5
                                    

Capítulo 3

—¡Paren, esto no va bien!

Se quejó Zoro mientras se frotaba la cabeza. Miró una vez más la partitura que tenía frente a él y soltó un bufido.

—Calma, no es como que tenga que sonar perfecto, vamos a tocar para un montón de gente que solo va a sentarse a comer —agregó Ace, el baterista, mientras jugueteaba con las baquetas.

—Ace-ya tiene razón —secundó Law con su bajo entre las manos—. No tiene caso que te rompas la cabeza. Deberíamos concentrarnos en detalles más importantes como nuestro maldito nombre. Es estúpido que al fin tengamos una presentación y sigamos sin poder llegar a un acuerdo.

Zoro tomó asiento sobre el amplificador y se concentró en afinar las cuerdas de su guitarra. —Bien, entonces, ¿cómo nos vamos a llamar?

—Los Sombrero de paja —exclamó al instante Luffy, quien parecía más concentrado en sacar algo de su nariz.

—¡Que no! —contestaron los otros tres al unísono.

—Los Spade —agregó Ace—. Tienen que admitir que el nombre tiene encanto.

—Yo opino que los Heart —añadió Law.

Y como pasaba cada que intentaban ponerse de acuerdo, empezaron a discutir.

Zoro intentó mantenerse a raya, pero en su rostro comenzó manifestarse un tic nervioso. —¡Basta ya de tonterías, nos llamaremos One Piece y se acabó!

Los demás miembros de la banda dejaron de discutir y clavaron su atención en él.

—Es el nombre más estúpido de todos —masculló Luffy y los otros asintieron también.

Zoro se levantó de golpe. —¡Me importa una mierda!, ¡si no les gusta, lo cambiamos después!, ¡vamos a ensayar, en serio, de una maldita vez!

Las manos de Zoro temblaban, se veía tan tenso que los demás decidieron ceder.

—Está bien, tú ganas Zoro-ya, pero al menos practiquemos un poco nuestra propia música, ¿te parece? Todavía no hemos terminado de componer la última canción.

Luffy sacó de su bolsillo unas anotaciones y se las dio a Zoro. —Aproveché que tenía tiempo para escribir la letra, ¡va a ser un éxito!

Zoro leyó el trozo de papel en voz alta:

En las Islas del Este es temprano y de día, hacen que te excites y te vuelvas idioooota

En las Islas del Oeste es tarde y de noche, hacen que enloquezcas y te vuelvas idioooota...

Hizo bola el papel y se lo aventó a la cabeza.

—Ya te lo hemos dicho hasta el cansancio, dedícate a cantar, la composición no es lo tuyo.

El chico torció la boca y se cruzó de brazos, ofendido por su comentario. —¡Eso es porque no sabes apreciar la buena música!

Zoro volvió a bufar con hastío, miró el reloj y apretó los dientes. —Ya casi son las seis, ¡por favor, concéntrense! ¡Esta es nuestra primera tocada oficial!

Unísono Donde viven las historias. Descúbrelo ahora