Silencio

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Capítulo 21

En cuanto notificaron que Roronoa había llegado, Mihawk se paró a un lado de la puerta. Qué estúpido se sentía haciendo eso. Pero, para ser sinceros, estaba bastante emocionado de verlo nuevamente. Cerró los ojos un instante y suspiró al imaginar el sabor de su piel, la estrechez de su cuerpo...

En ese momento se sintió plenamente feliz.

Llamaron a la puerta y abrió enseguida.

Sonrió.

Pero esa sonrisa se convirtió rápidamente en una mueca de genuina sorpresa.

Ahí estaba, frente a él, Akagami con una enorme sonrisa; y unos pasos detrás, el hombre al que tanto había estado esperando.

—¡¿Qué diablos haces aquí?!

No pudo esconder la genuina molestia que sintió al ver a su ex en ese momento.

Shanks aventó la puerta con fuerza y entró sin esperar a que fuera invitado.

—¡Vamos, Mihawk!, ¿qué mas querías que hiciera? No contestas mis llamadas ni recibes mis regalos, además, hay algo importante que debo decirte y no puedo esperar a que se te pase el coraje.

—¿¡Coraje, dices!? —arremetió Mihawk—. Creí haber sido muy claro contigo, ya no eres parte de mi vida, ¡así que largo!

Detrás de Akagami, y en completo silencio, entró Roronoa también. Mihawk lo observó un momento y sintió que se le estrujaba el corazón. Estaba bastante serio, con la mandíbula visiblemente apretada y la vista clavada en Akagami. Lo vio dejar lentamente las compras y aguardar con los puños apretados. No era una buena señal.

Mihawk intentó calmar un poco su tono de voz. Respiró profundo y volcó su entera atención en el pelirrojo.

—Vete, Akagami, y déjame en paz.

Shanks avanzó un paso hacia él y se irguió imponente. La sonrisa socarrona que solía adornar su rostro desapareció por completo.

—No, hasta que escuches lo que te tengo que decir —tajó de manera contundente—. Si tanto quieres que me vaya, tendrás que sacarme a la fuerza.

Ojos de Halcón le colocó una mano sobre el pecho para hacerlo retroceder, pero Shanks lo tomó de la mandíbula con firmeza y sin pedir ningún tipo de permiso, lo besó.

...

Después de eso, las cosas sucedieron bastante rápido.

Mihawk lo rechazó al instante y Zoro aprovechó la separación para colocarse entre los dos, obligando a Shanks a retroceder con un fuerte empujón. Estaba tan furioso que todo el cuerpo le temblaba visiblemente.

—¡Mihawk no quiere estar contigo!, ¿¡Qué no puedes entenderlo!?

Apenas había terminado de decirlo cuando el puño de Akagami le dio de lleno en el rostro, dejándolo parcialmente noqueado.

Y cayó al suelo sin poder enfocar lo que estaba a su alrededor.

Mihawk corrió hacia donde estaba y le ayudó a ponerse en pie, revisándole cuidadosamente la mejilla que ya comenzaba a hincharse. —¿Estás bien, Roronoa?, ¿puedes entenderme?

El joven asintió con bastante trabajo.

Shanks miró un momento aquella escena y entonces pareció comprenderlo.

Ese no era un repartidor cualquiera.

—Vaya, y yo que hasta mi autógrafo le di. De haber sabido que era tu querido lo hubiera golpeado con más fuerza —soltó con saña.

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