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—Buenos días, clase— dijo la profesora.
El saludo de buenos días de algunos estudiantes se escuchó mientras otros solo guardaron silencio.
—¿En dónde está tu hombre?— preguntó Tracy y yo la fulminé con la mirada.
—No es mi hombre— susurré.
—Bueno bueno, sabes a lo que me refiero—
—Ehh... no— respondí.
—Mira quién decidió sentarse al frente— me señaló Tracy con su vaso.
Miré confundida al darme cuenta que la chica que solía sentarse a la par mía siempre hoy se encontraba en la primera fila.
—Le hartaste— me reí.
—Mira el lado bueno, nadie nos pedirá silencio si se nos ocurre chismear— me guiñó un ojo y ambas reímos a lo bajo.
—Les informo que Wolff no asistirá el día de hoy— pronunció llamando más la atención de todos. En especial la mía.
—Qué extraño, ayer no se despidió, todos creímos que seguiría impartiendo la clase— dijo una alumna.
—Ha tenido un imprevisto, hoy era su último día y se disculpa con ustedes— dijo juntando sus manos sobre su estómago —Pero les alegrará escuchar que vendrá la siguente semana para dar su última charla. Hemos notado que les ha gustado la manera en la que él desarrolla los temas— habló viendo a todos los alumnos.
—Y a una alumna no le ha gustado solamente la clase...— escuché que dijo Tracy en voz baja con picardía y yo llevé mi mano a la frente. mientras suspiraba y negaba cerrando los ojos.
La clase continuó y por más enfocada que quise estar, me resultó un rotundo desastre.
El mayor tiempo me la pasé pensando en qué habrá pasado con Wolff. Estaba indecisa si preguntarle el motivo de su ausencia.
Ya sé que no somos amigos al 100% pero podría preguntarle.
Me sentía un poco torpe por sentirme un poco desanimada al no verlo en el salón.
Y es que esta mañana me había despertado más temprano de lo habitual para poder tomarme mi tiempo en maquillarme un poco más junto a mi cabello que lo había dejado suelto y me había puesto rulos por dos horas. Mi vestuario había sido como siempre algo normal de mi uso diario. No es por presumir pero sabía vestirme gracias a mi madre.
El punto era que ni siquiera me dijo que no asistiría hoy, así no me habría tomado la molestia de arreglarme más de lo normal.
No está obligado a decirte su horario. No seas intensa.
—Blair— escuché a lo lejos. Sin embargo me encontraba aún pensando en Christian y si sería correcto en mandarle un mensaje para preguntar —Blair...— sentí como alguien o algo golpeaba mi pierna.
