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Junio 18, 2020 Mónaco.
Era increíble el hecho que la situación del presente año nos obligaba a estar en casa encerrados y sin salir a menos que fuera emergencia extrema.
Causaba terror el exterior.
Una pandemia nos tenía contra la espada y la pared a todas las personas por lo que no nos quedó de otra que quedarnos en casa por algunos meses.
¿Qué había pasado con mi graduación?
Sencillo.
Había sido virtual.
Y había sido lo peor para todos los graduados del 2020.
Y esto no aplicaba solo a los universitarios.
Aplicaba para todos los estudiantes de todos los niveles que se graduaban.
Era una maldita mierda todo.
Lo positivo de todo esto es que había aprendido a convivir con Wolff diariamente por lo que las cosas iban mejor que nunca.
Vivir con él en Mónaco estaba ya predispuesto; sin embargo, no nos esperábamos una pandemia que nos obligara a estar literalmente en casa.
Habíamos hecho las compras necesarias para evitar salir de casa. Aunque cuando las cosas se terminaban nos turnábamos para ir a comprar lo suficiente y que durara por algunas semanas si hablábamos de comida que era necesaria estar en refrigeración.
Nuestra rutina era levantarnos, desayunar algo liviano y hacer ejercicio juntos en el gimnasio que habíamos construído antes de viajar a Australia en marzo.
Preparábamos el almuerzo juntos y nuestras conversaciones se basaban en cualquier tema. En horas de la tarde Wolff tenía reuniones con el equipo de manera virtual para coordinar unas cosas ya que se rumoraba o mejor dicho, estaba en negociación si la temporada se reanudaba en el próximo mes. De ser así, los equipos ya tendrían que estar preparados para viajar tomando las medidas necesarias.
Me asombraba que a pesar de todo la federación se atreviera a ariesgar la salud de las personas.
Pero supongo que era algo que también solicitaban los fans, aunque algunos preferían que los pilotos y sus equipos favoritos salvaguardaran su vida.
En mis tardes aprovechaba para aprender otro idioma debido a que quedé impresionada al darme cuenta que Wolff sabía hablar más de cuatro idiomas y yo el único idioma que dominaba era el inglés y el español.
Me había propuesto aprender italiano o fránces.
Comencé con el segundo idioma, pero lastimosamente no podía retener el maldito idioma por lo que se me hacía más fácil el italiano a pesar de que algunas palabras sonaran y se escribieran igual.
Había optado por estudiar dos horas en lo que Wolff estaba en sus asuntos.
La casa era lo suficientemente grande como para tener cada quien su pequeña oficina para mayor privacidad.
