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Enero 25, 2020 Mónaco
—Bienvenida a mi hogar— pronunció Wolff al abrir la puerta de su casa.
—Es linda— dije entrando.
—Gracias— dijo abrazándome por detrás —Ahora esta también será tu hogar— besó mi mejilla.
—Estoy muy agradecida por eso— pronuncié colocando mis manos sobre las de él —Primero la de Suiza y ahora esta— dije observando el salón principal —¿Cuántas casa tienes?— pregunté riendo.
—Cuatro— me recordó —Las otras están en inglaterra y la otra en...—
—En Alemania, lo recordé— reí a lo bajo.
—Exacto— besó nuevamente mi mejilla.
—Es en donde están las bases de Mercedes—
—Así es— mencionó —Bien, vamos a acomodar las cosas a la habitación— dijo señalando el equipaje.
—Vamos— dije intentando tomar mi equipaje pero este negó.
—Lo haré yo. Tú solo debes seguirme— sonrió y caminó hacia el segundo nivel.
La habitación era enorme al igual que la cama que estaba en el centro.
Era obvio que dormiríamos en la misma habitación.
Pero antes de todo, ¿cómo es que me vine con él cuando se supone que debía pasarla en casa o en el campus?
Bueno. Para ser honesta, las cosas se dieron desde ese primero de enero que me pidió venirme a pasar todo este tiempo con él debido su trabajo. Sin embargo, pasaría alrededor de dos semanas en la fábrica de Mercedes y en reuniones importantes debido a que se preparaban para la temporada que sería la más larga hasta donde el me explicó. Por lo que preferí pasar esos días con mi familia.
A mis padres no les dije que venía con Wolff. Aunque era más que obvio que papá lo sabía. Pero al contrario de mamá, le tuve que decir que Horner me había pedido estar antes con él.
Por un momento llegué a pensar que me diría que no. Pero resultó todo lo contrario.
Me felicitó por hacer las pases con él y le alegró la idea que conviviera con él.
Pero aquí había un pequeño detalle.
Él jamás me lo pidió y si me lo hubiera preguntado, le habría dicho que no.
Agradecí que mamá ya no tenía contacto con él. Un punto a mi favor. Incluso había cambiado de celular por lo que ni siquiera le preguntó y solo me deseó la mayor de las suertes y que regresara para la graduación.
Claro que sentí extraño al mentirle a ese nivel.
Pero lo que más temía era que me quisiera hacer videollamada y pidiéndome fotos de los sitios que he conocido. Pero los viajes que tendré con Wolff aprovecharé en mandarle algunas y hacer videollamadas.
