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—¿Ya estás no estás molesta?— preguntó besando mi mejilla.
Simplemente no respondí por varias razones.
La primera era porque me sentía completamente avergonzada a causa de la estúpida e insignificante escena que hice junto a Max para luego darme cuenta que al final mi plan no había dado resultados y como premio había ganado dos cosas, darle pena ajena a Toto y darme cuenta que Max tenía novia. Oh, y si agregamos una más, sería la de querer darle celos a Wolff haciéndole creer había cierta química entre el holandés y mi persona. Cuando era todo lo contrario.
La segunda razón por la cuál no le había respondido era simplemente porque estaba molesta. No con Toto. Molesta conmigo.
Era indignante lo que había hecho. Era inescrupuloso e indiscreto el hecho de haber intentado algo tan ridículo y nefasto. ¿Por qué? Bueno, porque Toto era mi pareja y yo detestaría que él intentara hacer una escena como tal con intenciones de provocarme.
Por lo visto él se lo tomó como un show antes de la carrera para aliviar el estrés de modo que hasta cierto punto había sido algo bueno. Punto a su favor.
Y eso me había molestado.
Jamás había hecho algo así y jamás lo volvería a hacer.
—Amor— dijo con diversión y yo lo miré de reojo —Oh, mira ese side eye— rio a lo bajo y yo miré a la pantalla.
—Deberías mirar la carrera. Por si no te das cuenta el idiota de Verstappen va de primero— pronuncié sin mirarlo.
—A penas vamos por la vuelta 20, todo puede pasar—
—Mira, la noche ya cayó— dije observando la oscuridad.
El tiempo pasaba y los nervios se habían hecho presentes, cada vuelta era un manojo de nervios al ver como los pilotos de Mercedes no rebasaban a Max y en especial al ver que Bottas aún no cambiaba los neumáticos duros cuando ya iban más de la mitad de vueltas.
—Están haciendo sandwich los toros a Mercedes— susurró Wilson a mi lado.
—Son ocho segundos, carajo— susurré llevando mi mano a la boca —Vamos chicos— solté.
Vuelta 40 y los chicos iban en segundo y tercer lugar. Lo peor era que Max iba por delante provocando más nervios y tensión entre Toto y Yo a pesar de este haberme dado a entender que no se había molestado. Pero en el fondo sabía que si.
—Comienza a acercarte con todo lo que tengas— mencionó el ingeniero de Bottas.
Pero de nada había servido.
Toto tomó mi mano al momento que los chicos cruzaron la meta.
Claro que se había dado cuenta que estaba un poco deprimida al ver que Mercedes había quedado en segundo y tercer lugar.
