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Enero 23, 2021

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Enero 23, 2021

New York

—Había olvidado lo salvaje que es este sitio— susurré antes de beber de la copa.

—De vez en cuando, necesitamos salvajismo— pronunció Toto tomando mi mano. Estaba claro su segundas intenciones en esas palabras.

Era obvio que el chófer había escuchado debido a sus movimientos sobre el asiento intentando acomodarse. A lo que me aguanté las ganas de reír cuando golpeé la pierna de Wolff.

—Oye— susurré —Ten prudencia— 

—No quiero— alzó una ceja con diversión. 

Acercó su rostro al mío y unió nuestros labios.

—Te amo— pronunció.

—¿En cuánto cree que lleguemos?— le pregunté al hombre que conducía el auto que papá había mandado por nosotros.

—Creo que en unos... veinte minutos— hizo una mueca mientras me miraba por el retrovisor.

—Sale mejor caminar— bufé.

—¿Con esos tacones?— preguntó con diversión.

—Mi amor, estás ofendiendo a una chica de New York que ha pasado parte de su vida atravesando todas estas calles con los mejores tacones— alcé una ceja incrédula a sus palabras.

—Entiendo que eres una mujer encantadora— besó mi mejilla mientras yo asentía —Y única— 

—Lo soy. Y muchos no lo valoran— dije con ironía.

Si. Estaba más que claro que aún me sentía un poco de molestia desde que leí la citación.

Me sorprendió el hecho que durante la cena le tiré una indirecta y este ni siquiera la tomó. Mientras que en mi interior batallaba para no abrir la boca y reclamarle. 

Pero debía guardar la calma.

O bueno, eso es lo que me había dicho papá durante la llamada. Estaba claro que él investigaría más a fondo lo sucedido.

—La persona que no lo haga, es porque está completamente demente— sonrió y yo sonreí con ironía.

—Estoy un poco... estresada. Detesto este tráfico— le hice saber —Ahora comienzo a extrañar las calles despejadas de Mónaco— pronuncié con ganas de reír.

—Regresaremos pronto. Antes de regresar a la temporada te prometo que descansaremos y disfrutaremos de nuestro hogar— me abrazó y yo me recosté en su pecho pensando si de verdad valía la pena que me ocultara algo que tiene que ver conmigo y es de suma importancia.

Al llegar al edificio, lo primero que hice fue saludar al personal que se encontraba en recepción. Les entregué los regalos que había comprado especialmente para ellos en Mónaco por lo que me agradecieron con un cálido abrazo que me hizo sonreír al darme cuenta una vez más que eran los mejores porteros del mundo. O de New York.

Million Dollar Man || Toto Wolff +18 ||  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora