Max Verstappen •15

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El otoño trajo consigo fuertes vientos y lluvias que me hacían mantenerme echa un ovillo en mi sala cubierta por mantas. Tenía la certeza de estar completamente serena, en los brazos de Max. Su cuerpo mantiene al mío en una temperatura agradable, mientras bebemos chocolate caliente.

-¿Te sientes mejor?.- besó la coronilla de mi cabeza.

-Sí, gracias Maxie.- seguí bebiendo de mi chocolate. Viendo por el ventanal que da vista hacia los grandes pinos, el olor de esa naturaleza se mezcla con el de mi bebida dándome mas paz de la que ya sentía.

El brazo de Max se aferró a mi cintura, apretándome. Levante mi cabeza para poder ver sus ojos.

-¿Qué?.

-Yo todavía tengo frío, Liz.- Tenia las mejillas enrojecidas y sus dientes castañeaban. Dándome ternura.

-Puedo traer otra manta, baby.- quise levantarme del sillón y poderle aligerar el frío al hombre que hace todo por mí, levantaría un muro solo para ponerme a salvo. Pero su agarre se hizo más fuerte impidiéndomelo.

-No, sé de otro forma de calentarme y no ocupas ponerte de pie.- me reí descaradamente de su comentario, obviamente sé a donde quiere llegar.

La chimenea ya estaba encendida desde hace un par de horas y las luces estaban tan tenues. No me había percatado de que había sido todo planeado por él. Pero, ¿a quién no le gusta un hombre que sepa planear?. Y Max, es el hombre ideal para planear situaciones de este tipo.

-¿Y cómo haría eso?.- me apresuré a preguntar y posicionarme en su regazo quedando viéndonos fijamente.

-Podemos comenzar besándonos.- sus manos tomaron mi rostro, para poder besarme, sus labios se acomodaban a la perfección a los míos, el sabor a chocolate se asomaba mientras mis manos se colaban por su jersey.

Max es un amante apasionado, cuidadoso de que te sientas amada y satisfecha en todo momento. Cuidando cada detalle, besaba la piel de mi cuello, formando caminos hasta el borde de mi blusa térmica.

-Esto nos estorba, alza los brazos.- me la arrebató del cuerpo.- Este también.- acaricio el encaje de mi sostén para retirarlo hábilmente.

Mis senos son pequeños y agradezco porque de esa forma su boca los acapara por completo, cada centímetro de ellos es saboreado por su lengua dándome el placer que siempre siento, me tiene bien agarrada de la cintura y eso me hace mantener la postura.

Nuestro frenesí hace que el sillón nos quede pequeño, de manera que soy yo quien nos guía hasta la alfombra del suelo, quedando mi espalda tocando el pelaje blanco. Su boca y sus manos descienden de mi pecho a mi entre pierna. Sus dedos juegan en mi entrada, atormentándome y anhelando que se sumerja en mí.

De pronto el calor sube, y olvido por completo que afuera está lloviendo.

-Max, por favor.-

-¿Me deseas?.- su pulgar se entierra haciéndome arquear la espalda. -¿Quieres que te folle?.- cambia su pulgar a mi clítoris metiendo otros dos dedos a mi entrada, masturbándome de la forma mas exquisita posible.

Sus dedos entran y salen, de manera que mis fluidos comienzan a resbalar entre mi trasero, sintiéndome completamente lista para recibir su polla. Ya solo lleva los pantalones del pijama, mostrando su abdomen trabajado, haciéndome salivar. Como cuando ves tu comida favorita acercarse. Mis pies se las arreglan para comenzar a bajarlos. Y dejarlo completamente desnudo. Cierro mis ojos al recibir el contacto húmedo de su lengua.

-Ya estás lista, separa más las piernas.

Siento su erección adecuarse a mis paredes cuando suelta el mas sensible gemido, el calor de la chimenea comienza a hacernos sudar. Una a una sus estocadas chocan mi cuerpo dando sonido a una cogida bien echa. Las ganas de ser profundos me obligan a subir las piernas a sus hombros para ayudarlo, y recibir mas de él. Mis manos se aferran a los pelitos de la alfombra que probablemente vayamos a tener que mandar a la tintorería el día de mañana.

El orgasmo comienza formar el característico nudo haciéndome sentir desesperada y a gemir sin cuidado, mis ojos se encuentran con los ojos de Max, están llenos de lujuria. Su cuerpo se tensa y puedo pensar que también él esta cerca. Baja mis piernas de sus hombros para colocarme de lado, haciendo mas estrecha mi entrada lo que provoca más placer, se desplaza lento atormentando y frustrando mi orgasmo.

-Verstappen.- digo entre dientes.

-Ya voy, muñeca.- por fin sube el ritmo de los movimientos de su cadera. Desatando el nudo.

Su cuerpo se desploma a lado mío, con su pecho abarrotado. Nos cubro con la frazada, en un intento de mantener el calor.

-No, ya me calentaste lo suficiente.- me dice mientras acomoda mi cuerpo sobre el suyo.

-Ya quiero que llegue el invierno.- dije provocando su tierna risa.

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El día de hoy hace su debut en los shots nuestro campeón del mundo.

Fue difícil escribir sobre él, empecé tres relatos y solo pude terminar este. Por mas que lo quería hacer rudo, no pude. Maxie parece el tipo que fuera de los autódromos es tan sensible y romántico que esto fue lo que salió. 

Nos vemos en otra próxima emisión. un beso!

One shots F1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora