One shots F1.

Lando Norris •18

El sonido retumbaba en mis oídos. La alarma sonaba desde mi teléfono en la mesita de noche. 7:00 am. No quería moverme, y un brazo se estiró para apagarla. Como pudo el brazo se aferró a mi cintura haciéndome sonreír genuinamente. Me giré para quedar frente a frente.

-Felices 24 vueltas al sol, rizos.- sus ojos se achinaron. Y un beso llegó a mi labios, el sabor escaso a menta se hizo presente.

-¿Que me vas a regalar?.- ¿que podrías darle al hombre que todo lo tiene?

-Tengo todo para que pases un día increíble.

Una mañana diferente, el desayuno está puesto ya en la mesa y pudimos comer sin problema. El problema real será sacar a mi novio sin que sospeche nada. Sus padres están en su ciudad natal. Y los alcanzaremos mañana. Hoy es solo mío.

-¿sabes?, me conformo con tener sexo contigo.- no me tomó por sorpresa su línea, Lando es... Lando.

-Eso, lo sé..- dije pasándole la camisa que hará juego con mi vestido. -Pero siempre lo hacemos, no es un regalo si siempre pasa.

Logré hacer que se vistiera rápido, lleva el cabello ligeramente largo y sus rizos caen de una manera tan sensual. La camisa es beige y sus pantalones camel. La mítica imagen del hombre soñado.

Lo veo ponerse un par de gotas de un perfume que me vuelve loca, santo Dios. Todo en mi se vuelve agua, mis piernas gelatina y no puedo evitar morderme el interior de mi mejilla.

-Cancélalo, te conozco tienes más ganas que yo.- su rostro está tan pegado al mío, y sus manos en mis caderas que podía sentir como su erección crecía.

-No me hagas esto, Lando.- un hilo de voz salió, un susurro de los que dicen algo pero quieren decir todo lo contrario. 

-¿Hacerte que?.- su mano subía por la parte interna de mi pierna.- Ah, ¿esto?.- sus dedos rosaron mis pliegues.

Mi cuerpo estaba adherido a la pared del vestidor, estaba atrapada, pero no aterrada. Era la presa que no quería ser soltada, no había manera de que alguien en su sano juicio se rehusara a este momento. Sus labios se posaron en el borde de mis clavículas, besos húmedos y ardientes se dibujaban en mi piel.

No quería perder mi reservación, pero parecía que los 24 le estaban dando a mi novio, agallas. Estaba tan adentrada en el placer, que no me importo deja de sentir sus besos, fue como si todo mi sistema nervioso hubiera decidido solo sentir en mi centro. Pues sus labios habían inundado mi entrada. Solo se podía ver su cabeza cubierta por la tela gruesa de mi vestido.

Su lengua remoloneaba, subía y bajaba. Si mis piernas eran gelatina antes, en este momento ya estaba completamente derretida.  Sus manos estaban bien agarradas de mis muslos. Lo que causará moretones por la presión. Quería sentirlo más, quería que se abriera paso en mi. Por lo que subí mi pierna a su hombro para darle más espacio.

-Esa es mi chica.- su aliento tibio choco con mi humedad haciéndome sobresaltar.

Los latidos de mi corazón estaban erráticos, los sentía en mi cabeza. Mi piel se erizaba y no podía contener la respiración. Lando me trabajaba con firmeza, intercalando sus dedos y su lengua para masturbarme. La tensión en mi abdomen me dejaban quieta pero no podía para de gemir. Hasta que pude terminar. Sentí colapsar en su boca.

Salió de adentro de mi vestido y con su manga limpió su boca, la escena me puso más excitada que el propio momento.

-Ahora sí, Feliz cumpleaños a mí.-  solo porque sus ojos brillaban y su cabello estaba tan alocado que lucia tan sexi, que fue por lo que dije...

-Al diablo, perdamos la reservación.- para después tirar de su camisa arrancando cada uno de los botones.

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Little Lando ya no es tan Little Lando.
¿Como es posible que haya cumplido 24? Tiene la cara de un kindergadiano que juega a las carreritas.

En fin, un capítulo ligero. Recuerden que estamos dejando descansar la mente perversa jajaja

Un beso!