Daniel Ricciardo •20

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Estoy un poco aterrada, la sensación de estarme vistiendo y arreglándome para una cita es un feeling extraño. No es mi primera cita con Daniel. Pero siempre me da nervio. Como si la imagen de un conductor de formula uno me parecía imposible de alcanzar.

Pero por el otro lado, hoy parecía una cita de esas más casuales. Donde ya ninguno de los dos desea impresionar, solo ser tú mismo. Mostrar quien eres realmente. Por lo que me decidí por un jumpsuit albaricoque y unas sandalias con tacon oscuras para estar más a la altura de Daniel. Quise dejar mi cabello suelto solo porque le encanta y siempre quiere estarlo tocando. No sé que obsesión tiene con el cabello.

Un mensaje enciende mi teléfono y su nombre resalta en la pantalla.

DanyBoy🦷:
No le caigo bien a tu portero jaja
Bajas?

Es increíble que la sonrisa del millón no logre ganarse a mi portero. Así que después de leer su mensaje me apresuro a tomar mi pequeño bolso para tomar camino al estacionamiento subterráneo, donde se encuentra Dany esperándome.

Las puertas del ascensor se abrieron, y ahí estaba. En un traje negro casual, camisa blanca sin corbata o pajarita.
De los nervios, las náuseas me ganan y verlo recargado en su coche acomodándose el cabello me incita a lanzarme a su cuello en un abrazo.

-¿Cómo se encuentra esta bella mujer?.-sus dedeos se enredaron en mi cabello como haciendo rulos. Y su voz inundó mi cabeza haciéndome sonreír genuinamente.

-Contenta de por fin verte.- me regaló un beso en mi mejilla y me abrió la puerta del copiloto.

Mi teléfono se conectó automáticamente al carplay, haciendo sonar Always on my mind, del Rey de manera tenue dentro del coche. La noche comenzaba a acaparar el cielo, el arrebol que se dibujaba era perfecto.
Las ventanas estaban ligeramente abajo haciendo que mi cabello volara un poco. Todo estaba completo, y cuando por fin Dany tomó camino, su mano derecha descansaba en mi muslo. La calidez de su tacto me arropaba. La escena estaba completa.

El silencio no era incomodo es como cuando todas las fichas caen y encajan a la perfección, así somos Daniel y yo, piezas que se complementan. Él es todo sonrisas, buscando ser un hombre seguro. Y yo solo soy una chica que trabaja en un hospital con la presión a tope. Tal vez es lo que nos une, la adrenalina.

Estaba tan adentrada en mis pensamientos, en como estaba disfrutando el camino. Que cuando llegamos al valet parking me sorprendí. Un chico abrió mi puerta y me ayudó a salir de tan bajo asiento. Rápidamente Dany atrapó mi brazo para acomodarlo en el suyo. Me sonrió.

-Buena tarde, reservación a nombre de Ric Dan.- la chica hojeo entre su atril y corroboró la información.

-Por supuesto, Sr. Dan siganme.- íbamos detrás de ella, y no puede evitar que una risilla se me escapara.

La mesa casi que escondida nos fue otorgada, ambos sentados uno al otro. Odio sentarme frente a frente y él lo sabe.

-Así que, Ric Dan.- y mi risa salió por completo. Dándome oportunidad de ojear el menú.

-Si quieres tu también puedes llamarme de esa forma.- y me sonrojé.

-¿Tú como vas a llamarme?.- su boca se abrió pero fuimos interrumpidos por el amable mozo.

-Yo quiero el corte New York, por favor.- el chico memorizaba la orden. - Y para mi novia una pasta Alfredo mar y tierra.- mis ojos se abrieron y lo observaron esperando que este riera.

-¿Desean beber algo?.- nos vio a cada uno.

-Dos copas de tinto.- esta vez fui yo quien habló. Esperando que el mozo se fuera rápido para poder hablar con Dany.

-¿Si querías pasta? Te encanta la pasta.- bien, ignora el hecho. Tal vez escuché mal. -¿O es porque te llamé mi novia?

De pronto tuve mucho calor, sentía mi cara arder y solo pude cubrime los ojos. El se veía tan normal, como si disfrutara verme así. Bochorno tras bochorno. Sacó las manos de mi cara para juntarlas con las suyas y darles un cálido beso a cada una.

-Yo quería... hacerlo hasta el final de la cena, pero no quiero pasar un minuto más sin poder llamarte mi novia.

Soltó mi manos unos segundos y de su saco sacó una bolsita de terciopelo azul. Tiffany se podía leer en letras plateadas. Sus ojos buscaron los míos, en un intento de hacerlo más íntimo. Se apresuró y sacó de dentro una sortija, tan fina que verla te causaba impresión. Era delicada, cero ostentosa. Casi imperceptible. Una hilera de pequeños diamantes se aferraban en la parte de superior de ella.

-Quiero pedirtelo, con una promesa.- tomó mi mano izquierda.- con la promesa de en el futuro cambiar este anillo por el de compromiso.- la delicada sortija se deslizó por mi cuarto ortejo.- Lizzie, ¿me permitirías ser quien cuide tus días y convertirme en tu novio?

Algo que leí una vez y que no lo había entendido hasta ahora es que un hombre enamorado hará por ti un sinfín de cosas sin pedirlo, porque te conoce lo suficiente como para saber lo que necesitas. Daniel es anticipado y el hombre perfecto. Así que negarme no es una opción.

-¡Por supuesto Dany!- cogi su rostro y nos dimos el tan esperado beso, el primero de muchos. El primero de esta vida.

Que me perdone mi primer amor por considerar a Daniel como el primero.

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Saben? No sé cómo le hace Dany Ricc para siempre sonreír! Y lo amamos por eso.
Buena noche y disfruten.

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One shots F1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora