𝙴𝚜𝚝𝚊 𝚎𝚜 𝚖𝚒 𝚞𝚕𝚝𝚒𝚖𝚊 𝚟𝚒𝚍𝚊 [𝚂𝚔𝚣]

[𝟶𝟺]

Nαrrαdor protαgonıstα:

𝑯𝒚𝒖𝒏𝒋𝒊𝒏

Al día siguiente, nadie se dió cuenta de nuestro escape de madrugada.
Todo parecía seguiría en orden hasta que se nos olvidó un pequeño detalle bastante notorio que Minho no tardó en cuestionar.

—¿Qué te pasó en la cara? —preguntó una vez más.

Felix y yo nos quedamos callados mirándonos el uno al otro con un bocado de cereal en la mejilla, anoche tan pronto como llegamos nos quedamos dormidos y no nos dió tiempo de pensar en algo lógico que pudiera explicar el enorme moretón.

Recordarlo me causó un revoloteo en el estómago, pero al ver la reacción nerviosa de Felix desapareció por completo.

Minho entrecerró los ojos y nos miró a ambos esperando una respuesta.

—Anoche... —fuí el primero en hablar—, me golpeé con el peldaño de la litera. Yo jamás había dormido en una y al ser mi primera vez lo olvidé por completo.

Pese a su respuesta, su expresión no se volvió menos tensa.

—De acuerdo.

Continuamos desayunando en silencio, Minho y Seungmin fueron los primeros en levantarse de la mesa para pasar a sus respectivos cuartos. Ambos iban bastante bien vestidos por lo que supuse cada uno de dirigía a otra parte, probablemente trabajo.

Leilany había salido hace ya rato.

—¿Crees que nos haya creído? —susurré tan bajo como pude, el castaño con pecas a mi lado se acercó a mi lo suficiente para escucharme y que yo pudiera escucharlo.

—Eso espero.

Mientras lavaba mis cubiertos algo llamó mi atención, Felix caminó hacia la habitación de Minho una vez que Seungmin quedó fuera y entre murmullos parecían discutir. La voz de Minho se hizo cada vez más fuerte pero no pude distinguir nada de lo que dijo debido a que la puerta se cerró.

Me intrigó por completo pero esperaría pacientemente a que Felix saliera y decidiera contarme.

¿O no?

🍂 

Narrador omnisciente:

El castaño dió un ligero brinco al escuchar el portazo detrás de él.

Su amigo acortó la distancia entre ambos con una expresión frustrante, pues el chico contenía algo que desde hace años lo tenía en duda y le hacía añicos el corazón.

Tragó duro y negó a su sentir salir a la luz.

—¿Qué te pasa Minho? —comenzó a molestarse el pecoso—, actuas como un amargado últimamente.