-cap. dos

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Un solo día había pasado desde que Catalina y Pedri habían firmado ese contrato, en donde dejaba en claro muy explícitamente que desde el momento en el que dejaran su firma en aquella hoja de papel, al frente del ojo público iban a ser una pareja feliz y completamente sana.

Y como había pasado un día, Catalina no esperaba que tuviera que volver tan rápido a la oficina de Joan Laporta. Y eso la había puesto de malhumor, ya que ella quería salir de entrenar e irse a su casa a dormir, pero tuvo que cambiar de planes.

— Vale — Laporta habló después de haber estado escribiendo algo en su computadora por unos largos tres minutos —. Ya hemos lanzado el rumor de que vosotros sois pareja.

— ¿Y como se lo han tomado? — Pedri fue quien le preguntó.

— Pues, hay de todo sinceramente — Laporta suspiro pesadamente —. Pero se han olvidado sobre vuestros escándalos, que es lo que queríamos conseguir en un principio.

— ¿Y que se supone que tenemos que hacer ahora?

— Hemos decidió dejar que vosotros organicéis sus salidas y eso — Laporta les sonrió.

— Que considerados — Catalina susurró irónicamente.

— Dejen verse en público, publiquen cosas en sus redes que den a entender que estáis juntos, vayan a los partidos del otro y cosas así.

Laporta aguardó silencio, pensando que Catalina iba a quejarse o que Pedri iba a preguntar algo. Pero nada de eso pasó, solo se quedaron callados.

— Eso es todo — Laporta decidió terminar con la pequeña reunión —. Se pueden ir.

Catalina, al igual que el día anterior, se levantó y se fue sin despedirse. Pedri, al contrario de la argentina, se despidió del presidente con una sonrisa y siguió a la fémina. Los dos se adentraron en el ascensor y un silencio bastante incómodo los envolvió, haciendo que los dos miraran hacia el frente.

— Se que esto no es nada de tu agrado — Pedri decido hablar —. Y créeme que tampoco es del mío, pero tratemos de hacer lo posible para que esto funcione. Si hacemos lo que nos piden, nos dejarán en paz.

— Tenés razón — Catalina le respondió —. ¿Querés ir a almorzar pasado mañana? — le pregunto.

— ¿Por que pasado mañana y no mañana? — el canario le pregunto un poco confundido mientras los dos salían del ascensor y comenzaban a caminar por el estacionamiento.

— Mañana tengo entrenamiento casi todo el día, ya que se acercan los cuartos de final de la Champions — se encogió de hombros.

Y, aunque no lo admitiera en voz alta, se arrepintió en cuanto lo dijo y más al ver la reacción del canario. Pedri no jugaba desde febrero debido a una lesión en el recto anterior del muslo derecho y no podía hacer casi nada, lo cual era entendible.

— Entiendo — el canario asintió —. Pues, yo casi no tengo nada que hacer, así que cualquier día me viene bien — añadió tratando de ponerle un poco de humor.

— ¿Sabes hasta cuando vas a estar de baja?

— Supuestamente serían dos meses, pero como va el panorama puede que más — hizo una mueca al final.

— Lamentó escuchar eso — la argentina le sonrió con un poco de pena —. Pero bueno, si seguís todas las indicaciones, te vas a recuperar rápido — Catalina paro de caminar cuando encontró su auto —. ¿Después arreglamos lo del almuerzo?

— ¿Como nos comunicamos?

— ¿Por Instagram? — la castaña pregunto obvia.

— O me puedes dar tu número de teléfono — Pedri le respondió con el mismo tono de obviedad.

𝐅𝐀𝐋𝐋𝐈𝐍𝐆 | Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora