Capítulo 7

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Todos se retiran del comedor mientras los chefs, con ayuda de los cocineros, recogen la mesa para lavar y dejar todo en perfecto orden.

Lo bueno de ser de un alto cargo en la cocina es que no les toca lavar los platos si no les apetece, así que Liam y Javier se escapan, por así decirlo.

Mientras salen del área de la cocina hacia los oscuros pasillos del Whalien, un fuerte movimiento los hace caer al suelo pues el barco se mueve de un lado al otro, aunque cada vez más débil. Algo muy fuerte debió impactar contra el casco de la embarcación.

¿Qué fue eso? —pregunta Javier, mientras Liam niega con la cabeza sin saber qué responderle. Es muy extraño que Jun descuide el timón.

—Vamos a salir. Igual es peligroso quedarnos dentro si se vuelve a mover de esa manera. —Liam hala a Javier y se levantan entre el leve movimiento que amenaza con tirarlos al suelo nuevamente.

Logran salir a cubierta, pero lo extraño es que no hay tormenta ni nada que parezca amenazar al barco y su tripulación, hasta que otra sacudida los vuelve a lanzar al suelo.

Una ola cae sobre ellos al sobrepasar los límites de la nave. Liam logra agarrarse de las cuerdas del mástil, pero Javier rueda unos cuantos metros cayéndole encima el alfa más joven del grupo.

—James, ¿qué está pasando? —Javier está totalmente sumido en el pánico. ¡Dime que no vamos a morir!

—Tranquilízate, Javi ¡Es Whalien! —James se ríe como si se tratase de una broma—. Es que el capitán Min se le acercó mucho y cuando estaba aleteando nos arrojó toda esa agua.

—¿Whalien? No entiendo, estamos en el Whalien, James. ¿Ya se te metió agua en la cabeza? —Javier sigue cegado por el miedo—. ¡Moriremos!

—Claro que no. ¡Mira! —El menor lo acerca hasta el frente del barco y lo sostiene con fuerza para que no se caiga por el oleaje—. A él se le debe el nombre de este barco. Él es Whalien.

Javier no sabe si impresionarse por el gran oleaje que hay, pues en cualquier momento el mar podía abrirse y tragarse el barco por completo, o por esa gran ballena blanca que nada justo delante de ellos como dirigiendo la embarcación.

—¿Eso es Whalien? ¿Y por qué lo estamos siguiendo? —Javier ahora se encuentra maravillado por ver esta hermosa ballena—. ¿No deberíamos alejarnos un poco de ella?

—Yo responderé. Suéltalo, James —La voz del capitán se escucha a espaldas de ellos—. Ve a ayudar a Jun, a no perder de vista a la ballena mientras nos separamos un poco para no morir ahogados.

James suelta inmediatamente al omega y haciendo una seña de disculpas con su capitán sigue su camino hasta donde se encontraba Jun.

Min abraza a Javier y olfatea su ropa con cierto disgusto.

—Eres mío, pastelito, que eso no se te olvide. —Javier voltea un poco su cabeza para ver sus oscuros ojos, extraña el tono dorado que adquiere en algunas ocasiones. El alfa le da un pequeño beso en la mejilla para luego apretarlo contra él. El omega se siente incómodo por algo que está rozando su parte trasera, espera no querer saber qué es, pero el movimiento del barco hace que el roce se intensifique poniendo ahora a Javier en una situación algo extraña y sonrojándolo en exceso. El capitán se percata, no puede aguantar la risa, se separa un poco y acomoda aquello que molesta en el trasero de Javier— Lo siento, pastelito. Es el mango de la espada.

—Ya... lo... sabía... —El nerviosismo de Javier es bastante evidente—. ¿Va a responder lo que le pregunté a James?

—Whalien es una ballena que solo anda en los alrededores de la isla Sirenas. Lo extraño es que aún estamos muy lejos y no existen otras ballenas jorobadas de color blanco en el mundo. —Javier se encuentra sorprendido—. No es peligrosa, pero no debimos acercarnos por lo que ya viste. Fue mi error, por querer seguirla de cerca.

Altamar // EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora