Capítulo 10

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—¿Jun? ¿Min? ¿Esa familia se apellida Min? —El omega curioso se acerca y se inclina un poco a detallar más a los hermanos que ya están sentados en el trono, pero llama su atención el más joven de los hermanos. Seguramente tendría unos 10 años—. Espera... con calma... ¡Tú no puedes ser Yohn!

—Yo no tengo nada que celebrar. —El mayor de los hermanos está algo triste—. Solo soy un beta... y ustedes quieren que así herede la corona.

—Hijo, serás un gran rey como tu padre. Eres el mayor. —Su madre acaricia su mano mientras el menor no opina.

—Posiblemente Yohn se presente como un omega, se ve muy delicado —indica su padre observando al menor—. No me molestaría, sería el omega más tierno de todo el reino y el más codiciado.

—¿Omega? Sí claro. Escúcheme bien, señor Min: su hijo ruega morderme, es un alfa, ¡Un alfa! —gruñe el omega al rey—. Yohn, si vieras lo lindo que eres en este momento.

Las puertas del palacio se abren y los pueblerinos se acercan uno a uno en fila para dar sus bendiciones y ofrendas al príncipe. Éste tiene cara de fastidio mientras el otro está interesado en cada cosa que se le entrega a su hermano mayor.

—¿Yohn por qué nunca me dijiste que eras un príncipe? ¿Qué fue lo que te pasó? —Javier sonríe al ver al temible capitán jugando con su hermano, es la cosa más tierna que haya visto en muchos años—. ¿Tu familia quería que fueras un omega? ¿Por eso abandonaste tu cuna de oro? No entiendo.

El salón central de los tronos desaparece y el omega se encuentra ahora en una habitación bastante ostentosa, de suelo y paredes forradas en una madera clara muy pulida y adornada con detalles de hojas doradas, con una alfombra circular de color verde oliva que decora el centro de la habitación y una gran cama cerca de la ventana, con unas cortinas del mismo tono verde.

—Louis ¡Louis! —La voz del pequeño Yohn se escucha a través de las cortinas llamando la atención de Javier— Jun, ¿dónde está?

—Aquí estoy, príncipe Yohn —El joven de los hoyuelos entra a la habitación, acompañado de un cocinero de ropas blancas impecables con un plato de sopa en sus manos—. Mire, Liam, le hizo su sopa favorita.

—Chef, ¿usted también? —Javier está estupefacto de ver al chef del Whalien en ese lugar. Se ven todos muy jóvenes y trabajaban con los Min.

—¡No quiero! —Tercamente el menor cierra con fuerza las cortinas y Jun las abre con brusquedad, mostrando un pequeño con el rostro sudoroso y mejillas coloradas—. Quiero que me lea este cuento de nuevo.

—La leyenda del Whalien. —Javier sonríe al leer el título y pensar que posiblemente por eso el barco tenga el nombre.

—Jun, creo que el príncipe... —El cocinero iba a terminar la frase, pero el moreno asintió. Un olor penetrante a chocolate amargo inunda el lugar.

—Se está presentando y no precisamente como un omega —murmura Jun preocupado y aleja al cocinero del pequeño Yohn—. Liam es mejor que no estés presente, avisa a sus padres.

—Todo estará bien, Yohn. —Javier busca la manera de sentarse en la cama para acariciar su pequeño rostro, pero su mano traspasa al príncipe—. Serás un gran alfa.

Solo el padre entra a la habitación, vistiendo un pijama de seda color azul marino y se sienta del otro lado de la cama con una mirada que brillaba más que las joyas de la corona.

—Hijo, serás el que tome mi lugar en el trono. —Se oye contento, pero con algo de preocupación en su voz.

—Papá, soy el menor. Ese puesto es de Louis —dice el pequeño arropado hasta el cuello— Yo... seré el consentido del reino, ¿verdad?

Altamar // EN FÍSICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora