Always | La hermana de Harry Potter | Draco Malfoy y tú [TERMINADA]

2| Pequeño accidente

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PEQUEÑO ACCIDENTE

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—Termínate el plato por mami...—decía Marge con voz golosa—eso es, ohhh pero qué bien chico.

—¿Te sirvo de esto, Marge?—ofreció Vernon trayéndole de nuevo la copa de vino a su hermana mientras los niños recogían los platos de todos.

—Uhhh solo un poco... ¡excelente Petunia! ¡Ey!—dijo de pronto chasqueando sus dedos en dirección a Harry, como si fuese otro de sus perros. Se señaló el plato con descaro y Harry tuvo que ir a regañadientes. Leslia no hizo comentario al respecto mientras limpiaba con desagrado la zona de su primo Dudley—Un poco más...! Uh, con tantos perros no puedo cocinar para mí, ¡más! Echa más vino! Sí, así está bien... mhhh.

Harry fue junto a su hermana para limpiar los platos y quitar las sobras.—¡Ahhhh!—exclamó la mujer con voz muy aguda y una pequeña risa provocando que los ojos de ambos volasen hacia ella.—¿Quieres un poco de Brandi? ¡Un poquitín de brandi brandi para mi encantador perrito!

¿Le estaba dando alcohol al perro? Marge levantó la vista, seria ante las miradas desconcertadas y asqueadas de los dos chicos—¿Que miráis, eh?

Los dos negaron inocentemente y siguieron con lo suyo. Pero entonces Marge siguió hablando.—¿Donde decías estudian estos dos chicos?

—En San Brutus—mintió Vernon—, es una buena escuela para muchachos difíciles.

—¿Y en esa escuela reprenden con varas?—preguntó Marge, esta vez dirigiéndose a ambos niños, algo perjudicada por el alcohol. Los ojos de los Potter fueron a su tío, que asentía, tenso.

—O-oh, sí, sí.—Asintió Leslia.

—Sí, nos han dado un montón de palizas—le siguió el cuento Harry, algo divertido por la mentira—Nos golpean toodo el tiempo.—asintió.

—Excelente.—los dos se giraron, pues no podían aguantarse la sonrisa—No tolero esas ñoñerías de no repeler a quien se lo merece.—los Dursley asintieron, y Dudley rió por el comentario—No debes preocuparte por cómo son los muchachos, Vernon. ¡Ellos lo llevan en la sangre! Mal padre, mal hijo.

La sonrisa de ambos se fue borrando al escuchar aquellas palabras. Se miraron.

—¿Y su padre qué hacía Petunia?

—Nada...—dijo ella—no trabajaba estaba... desempleado.—mintió.

—¡No dudo que fuera un borracho!—rió Marge.