Always | La hermana de Harry Potter | Draco Malfoy y tú [TERMINADA]

53 | Reunión en Hogsmeade

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CABEZA DE PUERCO

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LA MAÑANA DE LA EXCURSIÓN A HOGSMEADE AMANECIÓ DESPEJADA PERO VENTOSA. Después de desayunar formaron una fila delante de Filch, que comprobó que sus nombres aparecían en la larga lista de estudiantes que tenían permiso de sus padres o tutores para visitar el pueblo.

—¿A dónde vamos?—preguntó Juliet tomada del brazo de Leslia, resguardándose del frío con su bufanda, pues todavía les quedaba algún tiempo para reunirse en Cabeza de Puerco con el trío de oro.

—¿Quieren tomar un té?—propuso Blase.

—Por favor, me estoy congelando...—murmuró Theo, aliviado. Mérople, que se había quedado distraída un poco atrás, aceleró el paso.

Leslia y sus amigos entraron a la pequeña tienda de té de Hogsmeade, llamada "La Casa del Té".

El ambiente de la tienda era acogedor y tranquilizador, y estaba lleno de las agradables aromas de los tés diferentes que se vendían allí.

La camarera les saludó con una sonrisa, y les ofreció una mesa cerca de la ventana. Allí hacía mucho menos frío que dentro, por lo que sus abrigos no les hicieron falta, al estar más cálidos ahora.

Leslia leyó el menú, que estaba lleno de tés exóticos y deliciosos, y cada uno de ellos, muchos llamaban la atención.

Al final optó por ordenar un té de frambuesas y pidió un trozo de bizcocho de arándanos, que era uno de sus preferidos. Recién horneado. Mentiría si dijera que no había disfrutado el desayuno.

Los amigos desayunaron juntos mientras hablaban de cualquier cosa y reían, y tras ellos, nevaba copiosamente, dando una imagen muy bonita.

Al final salieron de la tienda algo apurados, bajaron por la calle principal y pasaron por delante de la tienda de artículos de broma de Zonko; luego dejaron atrás la oficina de correos, de donde salían lechuzas a intervalos regulares, y torcieron por una calle lateral al final de la cual había una pequeña posada. Un estropeado letrero de madera colgaba de un oxidado soporte que había sobre la puerta, con un dibujo de una cabeza de jabalí cortada que goteaba sangre sobre la tela blanca en la que estaba colocada.

Cuando se acercaron a la puerta, el letrero chirrió agitado por el viento y los tres vacilaron un instante. Theo mantuvo la puerta abierta y los invitó a pasar, siendo él el último en adentrarse en la estancia.

Aquel pub no se parecía en nada a Las Tres Escobas, que era un local limpio y acogedor.
Cabeza de Puerco consistía en una sola habitación, pequeña, lúgubre y sucísima, donde se notaba un fuerte olor a algo que podría tratarse de cabras. Las ventanas tenían tanta mugre incrustada que entraba muy poca luz del exterior. Por eso el local estaba iluminado con cabos de cera colocados sobre las bastas mesas de madera.