Always | La hermana de Harry Potter | Draco Malfoy y tú [TERMINADA]

115 | Uno por uno.

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OJO POR OJO 

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LA LUNA BRILLABA A TRAVÉS DE LAS VENTANAS DE LA HABITACIÓN, arrojando sombras bailarinas sobre las paredes mientras la pequeña figura de Leslia se mecía suavemente en el sillón viejo. La sala de la mansión, iluminada solo por un par de velas, tenía un aspecto acogedor y familiar, a pesar de la situación trágica.

Tan solo una noche había pasado desde la guerra. Habían regresado a la mansión Malfoy justo aquella mañana, pero ella no podía dormir.

Había logrado lo que quería. Lo había echo. Pero no estaba satisfecha.

Leslia cerró los ojos, permitiéndose perderse en la calidez y el olor del bebé. Había algo en la forma en que Teddy se aferraba a ella, en la forma en que su respiración se sincronizaba con la de ella, que la hacía sentir conectada con él a un nivel más profundo. En ese momento, se dio cuenta de lo que los padres sienten por sus hijos, y su corazón se llenó de amor y determinación.

Había ido a por Teddy a la casa de Andromeda. Fue la encargada de darle la noticia del fallecimiento de su hija. Pero se había comprometido, como madrina, a cuidar de él. Era lo que Remus quería.

Ahora, después de todo lo que había echo durante ese día y el anterior, no estaba del todo segura, pero iba a cuidar de ese bebé aunque fuera lo último que hiciera.

—Sabes, Teddy,—dijo ella en voz baja,—tu madre era una de las personas más valientes que he conocido. Era brillante, leal y siempre luchaba por lo que creía que era correcto. Y tu padre...

Leslia se detuvo, tragando la emoción que brotó en su pecho. Aquello dolía demasiado.

—Tu padre era uno de los seres humanos más increíbles que hayan pisado este mundo. Tenía un corazón enorme y siempre estaba dispuesto a ayudar a quienes lo necesitaban, aunque eso significara ponerse en peligro a sí mismo.

El bebé Teddy gimió en su sueño, y Leslia lo acarició suavemente para calmarlo. Su pelo había cobrado un suave tono rosa ante el tacto.

—Prometo que te contaré todo sobre ellos cuando seas mayor,—prometió,—y haré todo lo posible para que crezcas y seas alguien de quien estarían orgullosos. Siempre serás parte de la familia que crearon juntos, y aunque ya no estén aquí, su legado vivirá en ti.

Las velas titilaron en la brisa de la noche, arrojando sombras bailarinas sobre las paredes de la habitación. Leslia zarandeó al bebé con más fuerza, sintiendo el peso de la responsabilidad y el amor que ahora sentía por el pequeño ser en sus brazos. No quería que sintiera lo mismo que habían sentido ella y su hermano. No era su hijo, pero Draco y ella lo cuidarían con mucho amor.

Y mientras la noche se extendía ante ellos, Leslia se quedó allí, sosteniendo al bebé en sus brazos hasta que se sintió preparada para volver a dejarlo en su cuna.

Leslia no se sorprendió al escuchar la suave llamada a la puerta. Se acercó con cautela, sujetando a Teddy nuevamente cerca de ella. Cuando abrió la puerta, vio al elegante y de repente tembloroso rostro de su amado, quien le hizo un gesto silencioso, indicándole que saliera al pasillo.