Always | La hermana de Harry Potter | Draco Malfoy y tú [TERMINADA]

111 | El internado

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EL RESCATE DE MARGOT

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EL INTERNADO ESTABA ENVUELTO EN UN SILENCIO OPRESIVO mientras Margot fregaba el suelo de uno de los pasillos, su rostro reflejando cansancio y resignación. Los guardias la rodeaban, observándola con desdén mientras hacían comentarios burlones y despectivos.

—¡Apúrate, escoria!—gritó uno de los guardias, dando una patada al cubo de agua que Margot había estado usando para limpiar. El agua salpicó por todo el suelo recién fregado, haciendo que Margot retrocediera con un suspiro frustrado.

—Lo siento, lo siento,—murmuró Margot, intentando mantener la compostura a pesar del trato humillante. Se agachó para recoger el cubo, pero otro guardia la detuvo con un empujón brusco.

—¡No te atrevas a levantar la mirada, basura!—gruñó el guardia, su voz llena de desprecio.

Margot tragó saliva, luchando por contener las lágrimas de humillación que amenazaban con escapar. Siguió fregando el suelo en silencio. Tratando de no pensar demasiado.

Los guardias se alejaron, riéndose entre ellos mientras dejaban a Margot sola en el pasillo, su espalda encorvada por el peso de la opresión. Estaba cansada y todos sus días eran iguales.

Después de horas de arduo trabajo fregando los pasillos del internado, Margot finalmente tuvo un breve momento de respiro en la cafetería. Sin embargo, su breve alivio se desvaneció rápidamente cuando vio el lamentable aspecto de la comida que se le ofrecía.

Con una mueca de disgusto, Margot tomó una bandeja y se sirvió una porción pequeña de lo que parecía ser un guiso insípido y aguado. El olor desagradable que emanaba del plato no ayudaba a mejorar su apetito.

—Que asco...—murmuró para sí misma mientras se sentaba en una mesa desierta. Miró alrededor y vio a otros prisioneros del internado también luchando con la comida, algunas caras mostrando resignación mientras que otras reflejaban disgusto y desesperación.

A menudo los prisioneros sufrían de virus y enfermaban por el estado de la comida. Incluso ella había estado una semana completa en la enfermería unas semanas atrás. Esa semana fue la mejor en todos aquellos meses, aunque la enfermera no era de lo que se dice... amable.

Finalmente su semana sabática no terminó del todo bien cuando comenzó a notarse su falta de presencia en las tareas del día a día.