Always | La hermana de Harry Potter | Draco Malfoy y tú [TERMINADA]

87 | El bezoar

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YA ESTOY INVOLUCRADA

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—...Y ENTONCES LE METÍ EL BEZOAR POR EL GAZNATE y él empezó a respirar un poco mejor. Slughorn fue a pedir ayuda y acudieron la profesora McGonagall y la señora Pomfrey, que lo subieron aquí. Dicen que se pondrá bien. La enfermera cree que tendrá que quedarse en la enfermería una semana, tomando esencia de ruda...

—Vaya suerte que se te ocurriera lo del bezoar—comentó George.

—La suerte fue que hubiera uno en la habitación
—puntualizó Harry. Leslia suspiró y se llevó una mano temblorosa a la frente. Aquello no podía ser peor.

—¿Lo saben ya papá y mamá?—le preguntó Fred a Ginny.

—Sí, ya lo han visto. Llegaron hace una hora.
Ahora están en el despacho de Dumbledore, pero no tardarán en volver...

Se quedaron en silencio y observaron a Ron, que decía algo en sueños.

—Entonces, ¿el veneno estaba en la bebida? —preguntó Fred con voz queda.

—Sí—contestó Harry, que no dejaba de pensarlo y se alegró de esa oportunidad para hablar del asunto otra vez—. Slughorn nos lo sirvió...

—¿Pudo ponerle algo en la copa a Ron sin que tú lo vieras?

—Supongo que sí, pero ¿por qué iba a querer envenenarlo?

—Ni idea—admitió Fred frunciendo la frente—. ¿Y si se equivocó de copa? ¿Y si quería darte a ti la que tenía veneno?

—¿Y por qué iba a querer envenenar a Harry?—terció Leslia, haciéndose la tonta.

—No lo sé, pero probablemente hay un montón de gente a la que le gustaría envenenarlo, ¿no?
Por lo del «Elegido» y todo eso.

—Entonces, ¿crees que Slughorn es un mortífago?—preguntó Ginny.

—Todo es posible—repuso Fred sin concretar.

—El profesor podría estar bajo una maldición
imperius—apuntó Leslia.

—Y también podría ser inocente—repuso Ginny—. El veneno podía estar en la botella, y en ese caso quizá querían envenenar al propio Slughorn.

—¿Quién iba a querer hacer eso?

—Dumbledore dice que Voldemort pretendía que Slughorn se pasara a su bando —explicó Harry—.
Por eso el profesor estuvo un año escondido antes de venir a Hogwarts. Y... —pensó en el recuerdo que Dumbledore todavía no había logrado sonsacarle a Slughorn—quizá Voldemort quiera quitarlo de en medio, o quizá crea que podría resultarle valioso a Dumbledore.

—Pero tú dijiste que Slughorn pensaba regalarle esa botella a Dumbledore por Navidad—le recordó Ginny—. Así pues, también cabe la posibilidad de que el objetivo del envenenador fuera el director.

—Entonces es que el envenenador no conoce muy bien a Slughorn—intervino Hermione, abriendo la boca por primera vez en varias horas; tenía la voz tomada, como si estuviera resfriada—. Cualquiera que conozca a Slughorn sabría que muy probablemente se quedaría con un licor tan exquisito.

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Leslia y Draco estaban en la sala común de Slytherin, sentados en uno de los rincones más oscuros. Leslia estaba inquieta y preocupada, mientras que Draco tenía una expresión sombría en su cara.

—Mira, Draco, lo que has hecho no fue lo correcto, pero debes entender que no fue un error tuyo. Es una responsabilidad que lleva todo el mundo que se ha involucrado en una misión como esta.

—¡Pero casi mato a Ron Weasley! ¡Es amigo de tu hermano! Y si algo le hubiera sucedido a Weasley, Potter me hubiera perseguido hasta que yo estuviera muerto.

—¡Pero Harry no sabe que eres tú! Bueno, lo sospecha, mucho, de echo, pero no está seguro todavía.

La pelirroja apoyó su mano en la rodilla de Draco.

—No lo sabe, Draco, y no debe saberlo. Si tú no lo dices, nunca lo sabrá. Y en todo caso, tú no tienes por qué llevar este peso a solas. Estoy aquí para ti, mi amor.

Draco sacudió la cabeza, sus ojos se habían llenado de lágrimas, pero no quería que Leslia las viera.

—Yo no sé, Grace. Quizás no era buena idea... Esto ha sido mucho más difícil de lo que pensé, y ahora parece que estoy atrapado en algo en lo que no puedo salir.

Leslia acarició su mejilla y besó su frente.

—Lo importante es que Ron está bien. Y aún tienes tiempo para reflexionar y pensar qué hacer a partir de aquí. Este plan no ha surgido: bien, aún te queda el armario evanescente. Te ayudaré a repararlo...

—No, no puedo meterte en esto—se negó él, rotundo. Leslia suspiró frotando su cara con frustración—. Ya lo he echo, y me odio por eso. No debería involucrarte más aún.

—Draco...

Draco la miró directamente a los ojos.

—Mi amor, ya estoy involucrada. Esto es algo que ya no podemos controlar. No es como si pudiéramos retroceder el tiempo. Y estaré contigo en cada paso del camino, porque eso es lo que hacen las personas que se quieren.

Draco soltó una leve sonrisa, apoyando su cabeza en el hombro de su novia.

—¿Crees que podré salir de esta?—murmuró entrelazando sus dedos.

—Sé que sí. Eres más fuerte de lo que crees, Draco. Lo único que tienes que hacer es decidir cuál es tu línea moral. Y creo que ya sabes cuál es.

En ese momento, las puertas de la sala común se abrieron.

Crabbe y Goyle entraron, interrumpiendo la conversación. Ambos se separaron de seguida, tosiendo algo incómodos. Leslia agarró un libro.

—¿Vamos?—dijo Crabbe, señalando a la puerta. Draco asintió.

—Vayan sin mi. Les veo ahí—dijo el rubio, y ambos Slytherin salieron a pasos torpes de la sala común, dejándolos solos de nuevo. Leslia dejó el libro en su mesa y miró a su novio. Lo cierto es que estaba algo cansada de mantener aquella relación en secreto. Draco agarró su mano y la atrajo hacia él, dejando un suave beso en sus labios.

—Créeme, algún día todo esto terminará. Y tú y yo estaremos juntos.

Draco le acarició la mejilla y se dirigió con Crabbe y Goyle hacia la sala de los menesteres.

Leslia suspiró.

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